Si Cheverito, el nuevo “cómic” de Mintur, hubiera ido a Choroní a principios de la semana pasada, no lo hubieran encontrado surfeando ni bailando tambores. Como “la limpieza de los sitios turísticos” es una de sus inquietudes, lo hubieran encontrado limpiando excrementos. Porque en Choroní las cloacas colapsaron.
Israel Sosa, uno de los líderes de la protesta que organizaron los vecinos, hartos de promesas no cumplidas por parte del Gobierno regional, me contó que la concejal electa por Choroní (y por quien votó) “nunca había venido y se apareció a exigirnos que abriéramos la carretera y a amenazarnos con que no nos iba a dar más plata para las fiestas de los santos”. Cerrar el acceso no es una forma ortodoxa de protestar, pero es un acto desesperado de quienes no encuentran que les hagan caso por las vías regulares.
Pero la protesta no era solo por las cloacas desbordadas. También era por la medicatura, que quedó a medio hacer, el pésimo estado de las vías y la inseguridad.
Lo del sistema de cloacas ha sido un vía crucis. Desde que el contratista abrió el primer hueco hace siete años, quienes saben de construcción observaron que los tubos eran muy pequeños para el funcionamiento de un pueblo que en ocasiones llega a tener más de treinta mil personas de población flotante. Ya en junio se habían echado a perder en plena fiesta de San Juan y la tarima estaba justo sobre la boca por donde se derramaba la cloaca. Cheverísimo, pues.
Lo peor de esta historia es que ante la exigencia de que el alcalde se apersonara como condición para reabrir la vía, quienes llegaron fueron las brigadas antimotines de PoliAragua, que repartieron “gas del bueno” en uno de los pueblos emblemáticos de la “cuna de la revolución”.
En fin, el viaje de Cheverito a las costas de Aragua no fue tan chévere. No solo salió sucio y hediondo por limpiar las cloacas, sino que se asfixió con las bombas lacrimógenas. Se fue a la medicatura y la encontró cerrada. Ninguna explicación, únicamente un cartel de “solo se atienden emergencias”. Cuando trató de tomar un taxi para Maracay se encontró con que los choros le habían robado la cartera y cuando un alma caritativa ofreció llevarlo, un caucho se le reventó en una de las troneras de la carretera. Chévere, Cheverito. Turismo nacional. Que te vaya cheverísimo en tu próximo destino.
@cjaimesb