Cuando el pasado regaña al presente (y 5)
Podría revisarse período tras período la historia y continuar exponiendo estos ejemplos de cómo en el pasado venezolano se encuentran enseñanzas de lo que no debe hacerse políticamente en el presente, pero concluyamos aquí:
Uno de los más enaltecidos periodistas venezolanos fue Juan Vicente González, escritor poco defensor de las buenas causas y si de las que menos favorecieron a los sin camisa.
En apoyo al presidente Soublette, representante del minoritario sector de la oligarquía criolla, dueña de la tierra y de esclavizados, en apoyo a Soublette el 2 de mayo de 1844, escribió:
“… Tengamos prudencia para no negar lo que se demanda con justicia y discreción para no pedir más de lo que se nos puede conceder con razón. Desengañaos en Venezuela es imposible toda revolución; rodeen al gobierno los buenos, discutan sin prevención ni pasiones. Este camino de raciocinios y de principios, la experiencia y el carácter mismo de nuestras instituciones nos lo enseñan. Los gobiernos representativos –dice un profundo político– han sido condenados al trabajo, y viven, como el agricultor, con el sudor de su frente”. (Pensamiento político venezolano del siglo XIX, 10, tomo 1, p. 287)
El mensaje iba dirigido a los oligarcas que no se eximían de oponerse al gobierno que defendía sus intereses pero fundamentalmente quería hacer ver si las élites dominantes para mantener su hegemonía, una masa hambreada y sin futuro podría enfrentarse a los poderosos y sustituirlos en el poder que tanto había costado arrancárselo a España. La moraleja es que quien gobierne, debe defenderse.
El jefe de la sección 2a de la Secretaría de Interior y Justicia de Soublette, Francisco Cobos Fuentes, refuerza en una circular para las gobernaciones provinciales, dos años después, el 22 de agosto de 1846, cuando los escritores liberales llenan páginas y páginas de la prensa nacional, denunciando la política conservadora de Soublette y la miseria que oprime a los venezolanos. Cobos Fuentes, ordena a los gobernadores meter en cintura a la prensa sediciosa:
“Es ya intolerable el carácter sedicioso que ha tenido la prensa en algunas provincias de Venezuela. Ha pasado la época de las elecciones primarias en que el calor de las opiniones en colisión produce ordinariamente algunos excesos; y se nota con asombro que lejos de volver los espíritus a la senda que el patriotismo y la ley los señalan, algunos se desvían más y más en ella, y continúan desmoralizando al pueblo inocente con doctrinas absurdas, cuya sola publicación basta para desacreditarnos en lo interior y en lo exterior. No debe permitirse que escritores imprudentes o enemigos del orden, alejen de nuestro suelo la confianza de que tanto hemos menester para nuestra mejora en todos los ramos de la riqueza nacional”.
En conclusión, el criterio de la oligarquía conservadora, la derecha venezolana de todos los tiempos es: a los gobiernos legítimos hay que defenderlos de sus adversarios, segunda y aceptable moraleja política venezolana. ¡Bueno, cuando se trata de gobiernos de derecha!