Bastoncinis de almendras: Dulce tradición italiana

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Dicen que todo lo que se hace con amor queda rico, y este es precisamente el caso de los artífices de estos deliciosos bastoncinis de almendras, una pareja ocurrente, conversadora y unida que deja en cada una de sus “galletitas” un poquito de ese carisma que tanto los caracteriza, ingrediente secreto que le da el toque mágico a sus dulces creaciones

Una vista hermosa, brisa suave que mitigaba las inclemencias de la calurosa tarde, un olor sublime y delicioso y el encanto de Paola y Pietro, fueron los anfitriones perfectos de una entrevista que casi de inmediato se convirtió en una conversación entre amigos, de esas en las que te sientes tan en confianza, que las horas y el café recién hechecito se escabullen entre cuento y cuento.

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Cuando llegamos al apartamento de los Capicciotti Marchioretto ya la mesa ya estaba servida. Allí, los diferentes ingredientes parecían estar listos para ser fotografiados, mientras ellos, sus dueños, se acomodaban para contarnos con lujo de detalles cómo fue que un buen día decidieron hacer realidad ese sueño que durante tanto tiempo se había apoderado de sus anhelos.

La historia

Todo comenzó hace casi dos años, cuando Pietro fue víctima de una de esas jugadas traicioneras que lamentablemente parecen haberse vuelto moda en los últimos tiempos: La empresa en la que trabajó por más de 28 años, a la que le dedicó gran parte de su vida, fue expropiada y él, como era de esperarse, salió de allí con nada más que una colección de recuerdos, una caja con sus pertenencias personales y la indignación típica de esos casos.

Así, de la nada, la vida cómoda y holgada de la que había disfrutado gracias al sudor de su frente, se desvaneció en un abrir y cerrar de ojos, dejándolo a él y a su familia con el amargo sabor del desconcierto y la terrible sensación del ¿Y ahora qué?… Pasaron los días y la indignación fue cediendo, hasta que de repente, como mensaje divino, apareció la idea que hoy los convierte en los protagonistas de esta historia.

Poco a poco se acabaron los lamentos y se pusieron las pilas. Se apretaron los pantalones y se armaron de fuerza. Pensaron en esto y planearon aquello, hasta que finalmente decidieron convertir una receta familiar en el salvavidas que tanto estaban necesitando, consagrando cada uno de los ingredientes como promesas de un mejor futuro y recargándose de esperanzas cada vez que encendían el horno.

La ricetta della nonna

En octubre de 2012, Pietro y Paola finalmente hicieron realidad el sueño de años: Crear una empresa netamente familiar que involucrara a sus seres más queridos y que quizás, en un futuro no muy lejano, pudiese convertirse en mucho más que una simple marca, en una tradición, en el orgullo de su gente.

“No fue tan fácil obtener la receta, pues mi suegra estaba un poco recelosa con ella porque era una herencia de su madre, uno de sus más grandes tesoros, una especie de secreto muy bien guardado” asegura Paola, mientras nos contaba sonriente las anécdotas de sus inicios. “La receta original es de la nonna Grazziela, la mamá de mi suegra, quien la heredó como quien hereda una joya preciosa que ha pasado de generación en generación”.

Tras mucho insistir, la suegra finalmente cedió y decidió compartir con ellos la tan anhelada receta. Al fin la tenían en su poder, pero ahora se les venía encima un reto aún mayor: Lograr sacar las medidas exactas y reproducirla en grandes cantidades, pues hasta aquel entonces, todo se hacía empíricamente, sin cuantificar los ingredientes o, como dicen ellos mismos, “al ojo por ciento”.

Así, comenzaron las pruebas y con ellas llegaron los ensayos, los desaciertos, los errores y los aciertos. Le pusieron un poquito más por aquí y le quitaron un tanto por allá, probaron y dieron a probar, regalaron y pidieron consejos, les hicieron críticas y recibieron felicitaciones, hasta que al fin, después de mucho experimentar, lograron sacar la primera camada oficial de bastoncinis de almendras, esa que hoy invade de sabor muchos bodegones de la ciudad, que acompaña el café de decenas de barquisimetanos y que ha logrado enviciar a todo aquel que los haya probado.

Información: [email protected]

 “Este postre típico italiano, es una galleta durita y muy versátil, perfecta para comerla sola, con un buen cafecito caliente, mojada en leche o con helado”

“Es un proceso totalmente artesanal, en el que usamos ingredientes frescos, sanos y de primera calidad, sin la intervención de químicos ni conservantes”

“Nuestro toque secreto es la bendición de la masa, cada vez que iniciamos la jornada de producción, lo hacemos en nombre de Dios”

“Le agradecemos infinitamente a nuestros primeros clientes, quienes nos hicieron algunas sugerencias que nos ayudaron a desarrollar un mejor producto”

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