En 2025, los vehículos de conducción autónoma podrían ser la norma, las personas tendrán más tiempo libre y los bienes quizá sean más baratos.
O podría haber un alto desempleo y una brecha aún más grande en los ingresos, además de que la interacción humana sería un lujo y los ricos vivirían en ciudades amuralladas con robots como sirvientes.
O quizá las cosas sean casi iguales que ahora.
Un nuevo estudio difundido el miércoles por el Centro de Investigación Pew y la Universidad Elon descubrió que, cuando se les preguntó sobre el impacto de la inteligencia artificial sobre los empleos, casi 1.900 expertos y otros entrevistados estaban divididos sobre lo que se podría esperar para dentro de 11 años.
El 48% dijo que los robots eliminarían más empleos de los que crearían, y 52% dijo que la tecnología creará más empleos de los que suplante.
Los entrevistados también difirieron ampliamente cuando se les pidió explicar sus expectativas de empleos en la próxima década. Algunos dijeron que los vehículos de conducción autónoma serían comunes, lo que eliminaría a los conductores de taxis y camiones de entrega. Algunos dijeron que era previsible que los ricos vivan encerrados y que usarán robot sirvientes.
Otros fueron más conservadores y advirtieron que la tecnología nunca avanza tan rápido como las personas esperan, y que no es fácil remplazar a un ser humano.
«Constantemente subestimamos la inteligencia y complejidad de los seres humanos», dijo Jonathan Grudin, investigador principal de Microsoft, quien recuerda que hace 40 años la gente decía que los avances en lenguaje de programación informática eliminarían los empleos en programación.
Aun cuando la tecnología eliminó empleos como los de secretarias y operadoras, creó empleos totalmente nuevos, como la mercadotecnia por internet, dijo Grudin. Tanto Grudin como otros entrevistados señalaron que 11 años no es mucho tiempo para que se efectúen cambios significativos.
Los entrevistados también ofrecieron teorías sobre lo que pasaría si la inteligencia artificial asumiera algunas ocupaciones y se crearan menos empleos.
Judith Donath, del Centro Berkman para Internet y Sociedad de la Universidad de Harvard, pronosticó un desempleo masivo y que los ricos vivirían en «ciudades amuralladas, en las que los robots harían el trabajo».
Algunos entrevistados prevén que la gente regresará a la producción artesanal, y que se apreciarían los productos con «toque humano». Otros pensaron que las personas tendrían abundante tiempo libre que les permitiría dedicarse a sus intereses personales.
Stowe Boyd, analista de prospectiva laboral de Gigaom Research, dijo que si, como lo predice, el desempleo se vuelve la norma, la humanidad tendría que enfrentar una pregunta fundamental: «¿para qué sirven las personas?».