La situación de escasez generalizada que registran las diferentes actividades económicas del país, afecta directa e indirectamente el ofrecimiento de servicios de algunas empresas, entre ellas las aseguradoras.
En este sentido, la escasez de repuestos que padece el mercado de autopartes, condiciona de manera negativa el servicio que prestan las aseguradoras cuando necesitan responder a los usuarios que salieron afectados en un siniestro.
De esta forma, la compañía de servicios, en su afán de dar pronta respuesta al cliente, procura la consecución de las partes requeridas al distribuidor del producto que tenga la existencia. A su vez, son pocos los distribuidores de los repuestos quienes tienen la existencia social de la demanda que se produce en la calle y, además, son pocos los distribuidores que traen productos beneficiados con la obtención de dólares preferenciales. Lo último, hace que las distribuidoras importen la mercancía con un dólar superior al que establece el Banco Central de Venezuela en sus subastas diarias, que no satisfacen las necesidades del mercado.
Cuando las corredoras de seguro consiguen el distribuidor del repuesto, hacen la cotización y esperan la firma de la aseguradora. En la espera, dos cosas suelen pasar: o se acaba la existencia del repuesto o éste varía de precio, por lo cual es necesario una nueva cotización.
En todo caso, todos estos condicionantes mencionados afectan el precio final de las pólizas de seguro que ofrecen los corredores, y que, a su vez, tienen a disposición las aseguradoras. Así lo explicaron los asistentes y representantes de la oficina de Werner Hamm, corredor de seguros en la ciudad de Barquisimeto, quienes además comentaron que el precio de las pólizas está sometido a las variables del país, como la inflación, la escasez de insumos de producción nacional y la escasez de divisas para la importación. En consecuencia, en el precio final de las pólizas, se toman en cuentan dichas previsiones.