En la avenida Vargas, justo en el paseo Alfredo Sadel, las paredes amanecieron teñidas de hermosos colores, pero lo más significativo es el origen de los mismos.
El Instituto Regional de la Mujer, dando seguimiento a las indicaciones de los Tribunales correspondientes, reunió a un grupo de 20 agresores denunciados, a fin de hacerlos cumplir su servicio comunitario, con el apoyo de la Escuela de Arte Martín Tovar y Tovar, su trabajo será pintar un gran mural público.
El licenciado Joel Casamayor, coordinador de la oficina de atención al agresor de Iremujer, explicó que llevan a cabo un plan para atender en conjunto y de manera integral a agresores y víctimas, a fin de combatir la violencia de género.
“Como indica la ley les damos la preparación para prevenir estas conductas. A las víctimas brindándoles todo al apoyo psicológico y herramientas para que puedan salir adelante, mientras que los agresores deben cumplir con las decisiones de los tribunales y además no reincidan en la violencia”.
A lo largo del año, han atendido a un total de 90 agresores, con talleres formativos.
“Todos estos casos han sido denunciados, pero representan el 10% de los hechos que son reportados a las autoridades y tienen justicia”, indicó Casamayor.
Lara se ha convertido en el segundo estado con mayor incidencia de violencia de género, a pesar de la poca cantidad de denuncias que se reciben en las instituciones correspondientes, una cifra para nada alentadora.
“La violencia femenina se ha convertido en un problema de salud pública que tenemos en el estado. Las mujeres poco denuncian estas agresiones y viven con sus agresores constantemente siendo sometidas a la violencia”.
Desde Iremujer, iniciarán con campañas de sensibilización de la colectividad, prevención y atención integral a la víctima, que pasa por una serie de fases con un equipo multidisciplinario conformado por psicólogos, médico integral y abogados.
“Las denuncias son remitidas a la Oficina de Atención al Agresor y desde allí estamos colocando todo nuestro esfuerzo para educar a los violentos y que no repitan estas acciones con sus parejas o nuevas familias”.
El arte se convierte en una práctica liberadora. “Gracias a los convenios que hemos sostenido con instituciones como la Escuela Martín Tovar y Tovar, podemos brindar opciones a los agresores para que drenen todas sus energías y violencia a través de la pintura. El arte cambia el alma de las personas y con estas actividades estamos cambiando la forma de pensar de los agresores y evitando que la violencia se repita”.