Los habitantes, así como los visitantes de Carora, no entienden las razones por las cuales continúa existiendo en plena Zona Colonial, a poca distancia de la plaza Bolívar, la iglesia principal y la escuela Torres, el gigantesco foco de contaminación que representa la laguna ubicada en la estación de rebombeo de aguas pluviales de Hidrolara.
Se trata de una laguna de aguas pestilentes que funciona desde hace años en la intersección de las calles Torres y Falcón, la cual se desborda en temporada de invierno inundando todo el sector, incluyendo el parque Los Ilustres y hasta la vieja pequeña iglesia allí ubicada.
“Estos olores no se pueden soportar y algunas familias han optado por mudarse para no enfermarse, sobre todo las que tienen niños”, coincidieron Enyelbert Matos y Edinson Santelíz, vecinos.
En efecto, algunas casas se encuentran abandonadas porque quienes las habitaban no pudieron resistir más las penurias que debían pasar cada vez que las aguas putrefactas de la laguna se desbordaban y convertían todo el sector en un gigantesco foco de contaminación.
Explicaron que Hidrolara sólo tiene una bomba en la estación de rebombeo, pero con los frecuentes apagones que se registran en Carora, la misma se daña y no hay forma de evacuar el contenido del embalse.
En varias oportunidades vecinos se han dirigido a Hidrolara y al Ministerio del Ambiente solicitando la reubicación de esa laguna en un sitio más apartado de la ciudad para que quienes residen en las calles Falcón, Torres y la prolongación de la avenida Bolívar no sigan padeciendo enfermedades provocadas por la permanente contaminación.
“Mire, cuando el sol se calienta es cuando el olorcito se pone peor; uno no puede ni comer ni dormir tranquilo, salvo que use nariceras para evitarlo un poco”, manifestó Ezequiel, un anciano que dijo vivir en el sector desde hace años.
“Pero uno se acostumbra, ¿qué más nos queda si los pobres no tenemos pa’ donde coger?, aguantar es lo que nos queda”, expresó.
Otro dijo que los malos olores llegan incluso a la iglesia San Juan Bautista, apenas a poco más de tres cuadras de la laguna, pero ninguna autoridad, municipal, regional o nacional se ha preocupado por gestionar la reubicación de la laguna a un sector apartado y desolado de la ciudad donde no cause perjuicios a nadie como los que ocasiona a los habitantes de las calles Falcón, Torres y final de la Bolívar.