La inflación es el tema diario que más preocupa al venezolano, conjuntamente con la inseguridad y otros matices económicos, porque afecta el acceso a los bienes y servicios que necesita el usuario.
El repunte de este flagelo durante el periodo más reciente, ha supuesto un deterioro en la calidad de vida del ciudadano común, que resiente la debilidad del sueldo devengado en comparación con lo que necesita adquirir.
En tal sentido, Salomón Centeno, economista y profesor universitario, explicó que en la actualidad, el Gobierno nacional es el máximo responsable de la situación que vive la economía local. «El Gobierno está cosechando lo que sembró», dijo al referirse a los procesos mediante los cuales, empresas que satisfacían la demanda interna de alimentos en el pasado, sufrieron expropiaciones mediante las cuales pasaron a la administración del Estado y que concluyeron en una oferta menor a la producida mientras eran capital privado; inclusive, en ocasiones, estas empresas de administración pública, se encuentran inoperativas.
Esta descripción es, para Centeno, la razón más importante para explicar el panorama de escasez de alimentos que se registra en los anaqueles del país y, por la ley de oferta y demanda del mercado, incide en los niveles de inflación que se registran en los productos hallados.
Es así como aquellos productos regulados, donde la oferta es inferior a la demanda de los usuarios, atraviesan un proceso de comercialización a través de mercados no regulares: quienes lo ofrecen pueden pedir lo que deseen.
«En economía las curvas entre demanda y oferta, provocan un cruce que indica los niveles de precios. Mucha demanda y poca oferta deriva en una curva donde los precios suben». El economista señala que el modelo socialista, representado por el Gobierno nacional durante los últimos 15 años, ha sido «severo» con los factores de la producción primaria y manufacturera, «las expropiaciones, los atropellos contra los productores…, todas esas decisiones nos han traído hasta acá».
Salomón Centeno expresa que a pesar de no existir una cifra oficial que indique los niveles de inflación anualizados durante junio 2013 y 2014, fuentes ligadas al Banco Central de Venezuela (organismo obligado a publicarlas) señalan que la misma se situó en 86% durante dicho lapso, lo cual representaría 10% más que el mismo ciclo del mes de mayo, cuando la inflación anualizada de los alimentos y bebidas no alcohólicas fue de 76,3%. En todo caso, señala Centeno, al término del 2014, estas fuentes ligadas al BCV proyectan que la inflación del sector alimentos cerrará por encima del 100%, «y la general, cercana al 100%».
El economista ejemplificó el caso de la empresa Lácteos Los Andes, que satisfacía parte de la demanda de leche líquida en la población y, después de la expropiación, «sus mismos trabajadores indican que muchas líneas se han cerrado».
Sin embargo, la situación de escasez que incide en la inflación de los últimos tiempos, no sólo se debe a los elementos ya descritos. Centeno recordó que durante los últimos años, la escasez a consecuencia de la baja producción del país era atendida con la importación de alimentos. Sin embargo, en la actualidad, los bajos niveles de producción de petróleo por parte de Pdvsa ha supuesto menos dólares para adquirir dichos alimentos.
Por último, también responsabilizó al Banco Central de Venezuela por actuar como «una bodega a la que el Gobierno puede echar mano cuando le provoque», lo cual ha significado la impresión de billetes de la moneda local sin el respaldo de la cantidad en dólares, con la intención de «financiar a las empresas públicas con déficit».
Para el especialista, ya sea corrigiendo las distorsiones macroeconómicas que mantienen la situación, así como no corrigiéndolas, el futuro del ciudadano será «muy duro». Sin embargo, tomando las medidas que busquen resolver dicho problema, «el futuro cercano será difícil pero después se podrá salir del atolladero».
Entre las medidas que considera necesaria se encuentra la flexibilización del control de precios, así como el control cambiario. Para Centeno, dichos controles benefician a la población cuando se aplican por periodos breves; pero, por el contrario, cuando se mantienen en el tiempo, afecta la economía ya que se ven alteradas las estructuras de costos de las empresas que abastecen la demanda, «y nadie produce a pérdida», refiriéndose a cuando los gastos de la inversión sobrepasan el precio del producto terminado.
Para finalizar, indicó que como resultado del problema inflacionario que vive el país, en la actualidad son necesarios al menos dos salarios mínimos para costear la canasta alimenticia. “Los niveles de empobrecimiento de la familia venezolana son elevados, la gente destina la totalidad de sus ingresos en alimentos”, expresa el especialista, “hablar de destinar el ingreso en la canasta básica, donde se incluyen vestidos, servicios, entre otros, es mucho más difícil; y pensar en el tiempo de ocio, es un lujo”.