Sin tregua – «Me la juego por el pollo”

Lo del “Pollo” Carvajal trae a mi memoria  el nombre de Vladimiro Montesinos. Aquel siniestro personaje todopoderoso, Jefe del Sistema de Inteligencia del Perú (1990-2000), fugado de su país  a la caída de Fujimori, detenido en Caracas el 2001, donde estaba refugiado con la protección de algunos camaradas. Posteriormente, ante la imposibilidad de mantenerlo “enconchado” o sostener la versión de Pedro Carreño: “Montesinos está muerto”, el régimen lo entrega al gobierno del presidente Alejandro Toledo, siendo condenado a veinte años de cárcel, con otros juicios abiertos por tráficos de estupefacientes y armas, relación con la FARC y el cartel de Cali, enriquecimiento Ilícito, asesinatos perpetrados por el grupo paramilitar “La Colina”, que también dirigía.
Hugo “El Pollo” Carvajal, mayor general , jefe de la División de Inteligencia Militar (DIM: 2004-2011) con Chávez, de la Oficina Nacional Contra la Delincuencia Organizada y el Financiamiento del Terrorismo con Maduro (2012), quien lo designó  cónsul  general de Aruba donde fue capturado –a requerimiento de la DEA –  mientras esperaba el exequátur del gobierno holandés.  Estaba en vías de ser entregados a la Justicia estadounidense que le pisa los talones desde el 2008 tanto a él, como a un grupo de oficiales de alta graduación de la FANB  que, según el Departamento del Tesoro  de EE UU estarían involucrados en lavado de dinero, narcotráfico con las FARC y carteles colombianos; protección policial a sus operaciones; custodia, entrega de armas, documentación y dotación a la FARC, según información que – se comenta – arrojan  las computadoras capturadas al “comandante Raúl Reyes”, quien cayó abatido en el 2008  en una polémica operación de los militares colombianos en territorio ecuatoriano, dirigida directamente por Álvaro Uribe y  Juan Manuel Santos.
El caso Montesinos está cerrado, purga condena por más de 20 años  en la Base Naval de El Callao, en Perú.  El de “El Pollo” Carvajal apenas comienza.
Por aquí, el gobierno de Maduro se “las jugó por El Pollo”, denunció “ilegalidad y violación de la Convención de Viena” en su captura. Llegó, incluso, al extremo de amenazar con medidas de recorte en el suministro petrolero, si no le era satisfecha su pretensión.  Criterio no compartido inicialmente por las autoridades arubeñas y holandesas, quienes después cedieron, o transaron. ¡Hay que ver cuánto pesa  la factura petrolera venezolana y otros jugosos negocios en ese país! que, además, es uno de los grandes accionistas de la Shell. Y en su tierra están asentadas importantes oficinas de negocios de Pdvsa en el exterior. Mientras tanto los EE UU quedaron “con los crespos hechos”, tenían personal especializado en la isla caribeña haciendo el trámite de extradición.
Para el gobierno de Maduro se trataba de un golpe muy noble     que amenazaba con resquebrajarle muchas áreas estratégicas, incluida la militar en la cual se soporta su régimen, pues Carvajal  fue pieza clave en la purga y restructuración de la FANB, y es conocedor de “vidas y milagros” de la cúpula del régimen, incluida la “caja negra” de PDVSA. La confesión de muchos actos ilícitos de las administraciones de Chávez- Maduro, y de sus allegados internacionales y latinoamericanos, a cambio de un trato preferencial era una muy buena opción para el reo a quien le  esperaba una larga condena. Con razón, Maduro sentenció: “Me las juego por El Pollo”, quien terminó siendo el personaje más aplaudido del III Congreso del PSUV y hasta el Himno Nacional le cantaron. ¡Que descaro!