Las voces de Penélope – Del mismo palo

Pues sí. Del mismo palo son las cuñas que trastocan la relación mantenida por este gobierno con la clase obrera. No valen artimañas ideológicas, acusaciones ni golpes de pecho frente a un panorama que hace unos años parecía impensable a los mismos protagonistas de las huelgas sindicales de hoy.
No es mala idea hacer unas breves precisiones como recordatorio. Para la democracia representativa, el movimiento sindical es la organización obrera que logra sus reivindicaciones a través de las llamadas Actas Convenio. El Estado patronal acuerda con la dirigencia  las escalas salariales y beneficios acordes con las previsiones presupuestarias. De igual manera ocurre con los sindicatos y federaciones de los empleados públicos. En el caso de las empresas privadas el asunto era más complicado.
En el marxismo clásico, la clase obrera es la única revolucionaria por razones de clase e ideología. El chavismo,ha estado en contra de las Federaciones sindicales y los contratos colectivos efectuados bajo el criterio de Estado patrón vs obrero o empleado público y  el movimiento obrero debe incorporarse como protagonista del gobierno “revolucionario”, a las tareas de construcción del socialismo.
Sin embargo, lo que ayer parecía una reivindicación importante se convirtió hoy en bumerang.  Se planteaba que el salario de los obreros debe decidirse en el seno de los Consejos de Trabajadores, quienes conjuntamente con el Poder Ejecutivo y Legislativo, aprueban las escalas salariales y los beneficios complementarios. Así lograron el objetivo político de debilitar, inhabilitándolas, las FederacionesSindicales de la IV República, sus representantes y contrataciones en general.
Los salarios obreros se decidirían en base a la productividad de cada empresa. A estas alturas, usted y yo, hemos recordado la improductividad que ya se hace endémica, de las empresas del Estado venezolano.  Si se intentara hoy aplicar este principio, a los obreros de SIDOR y Guayana no se les podrían mejorar las condiciones salariales, sino que además tendrían que ser rebajadas las tablas salariales actuales pues sus empresas tienen una productividad del 40 por ciento.
Puesto que la crisis alcanza a todos los venezolanos y ya no puede subsidiarse con mano suelta los Mercales y ferias de alimentos, se puso dura la calle de los obreros de todos los colores. Fracasó el modelo chavista en la relación obrero patronal en las recientes manifestaciones y marchas obreras de las Federaciones mineras, unidas en la consigna de salvarse a sí mismas como representantes de los trabajadores y reivindicar la contratación  colectiva. Al gobierno no le ha quedado más remedio que sentarse a discutir, lo cual es otro signo de debilidad muy importante por producir efectos ideológicos irreversibles: el cuestionamiento del modelo ideológico, desde sus propios trabajadores, lo cual es obvio en las bases del PSUV.
Pues sí, del mismo palo son las cuñas…