Poco después del cierre de Radio Caracas Televisión comencé a escribir en un blog con unos amigos porque me negaba a quedar callado frente a las injusticias que se vivían en el país, siendo la más dramática de ellas la amenaza a la libertad de expresión de los venezolanos.
Meses más tarde, producto de esos artículos y de mi experiencia como dirigente estudiantil, tuve la oportunidad de escribir en lo que consideraba el periódico más serio del país: El Universal.
Durante los últimos 5 años ese espacio semanal fue mi trinchera de lucha contra un régimen no democrático, fue un espacio de crítica tanto al chavismo como a la oposición, pero sobre toda las cosas fue un espacio de debate de ideas.
Esta semana recibí un correo del equipo de dirección del periódico donde se me indicaba lo siguiente: “debido a la reestructuración editorial que adelanta el diario El Universal se han hecho una serie de ajustes y por esta razón ya no podremos darle curso de publicación a sus artículos”.
En otras palabras, los nuevos dueños del periódico no quieren que una buena parte de los articulistas de opinión ventilen sus ideas en ese espacio.
Más de 100 años se tardaron los antiguos dueños del periódico en construir un nombre de referencia, en consolidarse como uno de los medios de comunicación más respetados del país, y resulta que los nuevos dueños dejaron que se le vieran las costuras de su compra en tan sólo par de meses. ¿Boliburguesía al ataque?
La pelea del difunto presidente Chávez con RCTV fue frontal, es decir, su ataque en contra de ese medio de comunicación no tuvo atajos y en consecuencia sus acciones tuvieron un alto costo político. La nueva cúpula del chavismo está clara que no tienen el capital político para asumir otro problema de semejante magnitud, ya suficiente tienen con la inflación y la escasez, y por ende optaron por la manera más elegante y capitalista de cambiar la línea editorial de un medio: la compra del mismo.
Lo vimos primero con Globovisión, luego con Ultimas Noticias y ahora con El Universal. El cambio de la línea editorial en estos medios es preocupante porque pierde espacio la crítica, aumenta la propaganda del gobierno y sale del mapa la posibilidad para el debate de ideas que es tan necesario en estos momentos. En otras palabras, hoy en día en nuestro país, producto del cierre de los espacios, nuevamente está en juego la libertad de expresión de los venezolanos.
Lejos de desmotivarme o bajar la cabeza ante estos señores, que pretenden con sus acciones quebrar el espíritu de las personas, seguiré escribiendo para luchar contra este régimen. En estos momentos donde la dirigencia de lado y lado se encuentra en un estado de vulnerabilidad, la opinión pública juega un rol de vital importancia. Desde mi trinchera seguiré escribiendo, seguiré planteando un debate y seguiré con mi crítica porque el poder de la palabra es incalculable.
Parafraseando a V, no debemos olvidar que las palabras son los medios que nos aclaran el significado de las cosas, y para aquellos que escuchan enuncian la verdad. Y la verdad es que este país está atravesando por un terrible momento, ¿no creen?
