A las nueve de la mañana se escucharon varios disparos en la manzana 16 del sector Las Colinas de Santa Rosalía, al oeste de la ciudad. El sonido quebró la calma de la barriada y un hallazgo dio cuenta de lo ocurrido: en un rancho, tendido boca arriba, estaba un hombre sobre un gran charco de sangre.
De inmediato llamaron a los cuerpos de seguridad quienes llegaron al sitio, y verificaron que se trataba de un señor de contextura gruesa, moreno, de aproximadamente 40 a 45 años, de estatura 1,85 centímetros, quien vestía una franela azul, un blue jeans y unas botas de seguridad marrones. Nadie lo conocía. Expresaron no haberlo visto por el lugar.
La casa donde ocurrió el suceso estaba habitada desde hace cuatro años por Joel Florencio Yépez (42), quien se gana la vida como carpintero, pero nadie sabía de su paradero. Al cabo de un rato llegó la madre del mismo, quien venía del Seguro Social Pastor Oropeza, porque le dijeron que a su hijo lo habían herido, pero este no estaba en el lugar.
Se conoció que el señor fue trasladado hasta la emergencia del Hospital Central Antonio María Pineda, con un disparo en el abdomen, en el brazo izquierdo y muslo derecho.
Según la versión que él mismo relató al momento de ser ingresado a la emergencia, dijo que fue interceptado por unos sujetos desconocidos quienes llegaron para robar una motocicleta Bera de color rojo.
En el ranchito se encontraba una bicicleta verde, con una gorra y con rastros de sangre que la madre de Yépez identificó como propiedad de su hijo.
Funcionarios del Eje Contra Homicidios del Cicpc llegaron al sitio del suceso e hicieron el levantamiento del cuerpo, a quien no le llegó doliente alguno y no portaba documentación. Se colectó una cápsula de escopeta.
La víctima fatal presentó un disparo en la cabeza que acabó con su vida de forma instantánea.
Algunos testigos indicaron que los asesinos llegaron al ranchito de zinc y armados con escopeta y una pistola tipo revólver abrieron fuego en contra de Joel y su acompañante. Pero el dueño de la casa logró escapar.
El techo del ranchito quedó agujereado, así como la puerta, dentro de la casa, quedó el desayuno y una bolsa de arroz.
Hasta ahora se desconoce qué hacía la víctima fatal en el lugar y si en verdad lo atacaron para robarlo. Sabuesos del Cicpc verifican la versión del herido a fin de aclarar el hecho y dar con los responsables.