Alida Elisa Pérez (38), murió en un accidente de tránsito registrado el 1° de julio en la avenida Ribereña. La dama iba en compañía de sus pequeñas hijas de 10 y 5 años, quienes resultaron lesionadas. En el momento del hecho se conoció que las víctimas venían del Club América como lo hacían a diario, porque todos los días practicaban tenis.
En el momento en que sufrieron el accidente, se conoció que Rafael Adolfo Sánchez Granado, era la persona que manejaba el vehículo que según versiones de los testigos venía a exceso de velocidad, perdió el control, saltó la isla y cayó sobre la camioneta en la cual se trasladaban la dama y sus dos hijas.
Dicho conductor resultó ser un funcionario de la Guardia Nacional y supuestamente fungía como conductor de Luis Reyes Reyes, jefe de Corpolara. Rafael Tovar, amigo de la familia, indicó que en un principio todo el curso de las investigaciones lo vieron bien, pero cuando se supo quién era el personaje, de un día a otro se cambió la versión del hecho, haciendo quedar como culpable a la dama y resultando Sánchez Granado, beneficiado en la audiencia de presentación con una medida cautelar de presentación cada quince días.
Por ello el día de ayer familiares y amigos hicieron una caravana que partió desde las instalaciones del Club América, recorrió toda la avenida Fuerzas Armadas, la carrera 17, se detuvieron en las afueras del Edificio Nacional para llamar la atención de todos, posteriormente llegaron a la sede del Ministerio Público, de la avenida Lara, allí se detuvieron y con pancartas en mano protestaron para exigir justicia por el caso.
Entregaron a Williams Guerrero, fiscal superior, un documento en el cual narran los hechos como son verdaderamente y exigen su revisión minuciosa, por cuanto el expediente está viciado.
Piden que sean justos y no se haga el uso del poder para salir airosos, porque están jugando con el dolor de una familia.
Han gastado mucho
En el momento del siniestro las pequeñas hijas de Alida, fueron trasladadas hasta el Pediátrico Agustín Zubillaga. La pequeña de cinco años duró 15 días hospitalizada, mientras la niña de 10 fue intervenida cuatro veces. La primera operación fue de la cabeza; al día siguiente el fémur y posteriormente se le hizo una reconstrucción de la cara. En la cuarta operación volvieron a intervenir la cabeza, lo cual obligó a comprar una malla que llegó de Alemania y tuvo un costo de 200 mil bolívares. En promedio, han gastado más de 500 mil bolívares y no fue sino hasta el día de ayer que la dieron de alta.
Ahora viene otro gasto: las rehabilitaciones y las terapias psicológicas. La niña de diez años desconoce que su mamá murió y a diario pregunta por ella, expresaron familiares de la pequeña, mientras tanto su papá ha sacado fuerzas de donde no tiene para llevarlas adelante.
