Para recordar: “Y Jesús recorría las ciudades y aldeas, enseñaba en las sinagogas, predicaba el evangelio del reino, y sanaba toda enfermedad y dolencia” (Mateo 9:35).
Es muy fácil olvidar las noticias que ocurren a diario en el mundo y en nuestro país.
Tal como ocurrió en el Hospital Universitario de Caracas, el día 29 de junio, de este año, donde asesinaron a dos personas y resultaron heridos varios médicos y trabajadores de aquel nosocomio (ver EL IMPULSO, 30/06/14).
Sin propósito ecuménico, el 25 de febrero de los corrientes, el Papa Francisco dijo: “Los muertos parecen formar parte de una contabilidad cotidiana… Que el Señor nos salve de acostumbrarnos a las noticias de la guerra”. Aplicables en nuestro país, dada la inseguridad y muerte.
Cada día, los médicos enarbolan el Juramento Hipocrático, el cual los compromete en actuar siempre en beneficio del ser humano, para tratar de sanarlo y nunca perjudicarlo.
En los hospitales, aunque le bajen recursos, a pacientes y familiares les toca ayudar a los galenos a cumplir dicho juramento para suplir carencias de los nosocomios.
En general, los médicos como en numerosas profesiones, son unos guerreros: Se preparan, atienden sus familias, laboran con poco sueldo, participan en la sociedad y como en la guerra, trabajan con las “uñas”; les toca improvisar procedimientos médico quirúrgico; reinventar combinaciones farmacológicas (dada la escasez de medicamentos) y, a veces, tienen que tratar de hacer milagros (cual Señor Jesucristo) para evitar que alguien muera, bajo la amenaza del mundo delincuencial.
Los docentes de pre y posgrados, titulares y estudiantes (becados), devengan un sueldo irrisorio; ya que perciben cifras menores a un salario mínimo ¿Será por eso que algunos llamados a posgrado los declaran desiertos?
En contraparte, según twittervenezuela.co, los “galenos” cubanos (sin estarlos menospreciando), para el 2011 ganaban unos $ 660,90 (casi 20 mil bolívares) y calculan que había unos 11 mil de ellos (Cómputo basado en el canje de petróleo por dichos “médicos”).
Por la carencia de doctores en los hospitales (quizá por ser poco llamativo) o por política laboral, a algunos galenos los tienen sobrecargados, hasta con 36 o más horas continúas de guardias, poniendo en riesgo la salud de dichos médicos y/o la de los pacientes.
Tampoco entendemos la estrategia enseñanza – aprendizaje desarrolladas por algunos profesores de pre y posgrado, quienes aplican mucha presión educativa o el llamado “bullying” a sus estudiantes, aún, delante de los propios pacientes y esto pudiera ocasionar deserción universitaria, y no estamos promoviendo el facilismo, o la mediocridad.
Por otro lado, la falta de construcción de nuevos nosocomios, hacen que en Barquisimeto, por ejemplo, los hospitales Dr. Antonio María Pineda, Dr. Agustín Zubillaga, Dr. Pastor Oropeza y Dr. Luis Gómez López, atiendan una superpoblación de pacientes y de paso, vienen a consultar de otros estados.
La época de Jesús de Nazaret no era diferente. El texto inicial dice que Jesús sanó “toda enfermedad y toda dolencia”. Pero, cuando Jesucristo vuelva por segunda vez, se terminarán tantos problemas en este planeta, ya que no se necesitarán más hospitales, y no va existir ni la muerte, ni el dolor (Apocalipsis 21:4).