El tiempo y el abandono atentan contra el antiguo Central Tarabana y la histórica Capilla Las Mercedes, ambas estructuras testigos de tiempos pretéritos y decretadas patrimonios del municipio Palavecino.
Fueron los Yépez Gil una las primeras familias que se estableció en el Valle del río Turbio para comenzar con el proceso de siembra de caña de azúcar en sustitución del cacao.
La Hacienda Tarabana, fue la más importante del Valle del Turbio por ser central azucarero cuando en 1918 se instaló un trapiche de la fábrica L. GEO Squier & C.O, de Buffalo, Nueva York.
Esta posesión la adquirieron los hermanos Yépez Gil: José Antonio, Cruz María y Mariano, en septiembre de 1920, quienes le colocan el nombre de Central Tarabana.
Procesaba 120 toneladas de caña diariamente para 1940, elevando su producción a 800 para 1970.
En la más penosa desidia
El cronista de Cabudare, profesor Américo Cortez, en una inspección al histórico lugar expresó que las infraestructuras patrimoniales se encuentran sepultadas en la más penosa desidia.
“Tanto el viejo trapiche como la capilla están en ruina. Lo que era sinónimo de progreso hasta la década del 50 ahora se pierde en el olvido”, manifestó el cronista.
Destacó que en 1999, el exalcalde Freddy Pérez, rubricó un decreto para declarar el sitio como de Interés Histórico y Patrimonio Cultural de Palavecino, dado la hacienda se creía había pertenecido al prócer Cristóbal Palavecino, dato aún en discusión, porque al parecer fueron los espacios del hoy Camino de La Mendera.
En el antiguo central, la municipalidad instalaría un Ecomuseo de la caña de azúcar, para exhibir aparte de lo que fue la moderna maquinaria, todos los implementos y herramientas de trabajo para el proceso del azúcar y el papelón.
También se construiría el Teatro Municipal de Cabudare con 600 butacas, pero los gobiernos subsiguientes, “pese a que sabían de la existencia del decreto, ningún gobernante hizo, ni ha hecho nada para rescatar esta infraestructura del abandono en el cual yace”.
Exhortó al alcalde José Barreras, quien está preocupado por la rehabilitación de los edificios patrimoniales, y en aras de que los niños y jóvenes de Palavecino dispongan de espacios para la cultura y la fe, se rescate definitivamente estos espacios con el desarrollo de un proyecto integral.