Tom Ford es conocido por su coraje. Por la sensualidad que exudan sus prendas. Él ha creado un aura de erotismo sobre su personalidad, esa misma esencia que se extiende hacia las firmas de moda que ha representado, no podría, entonces, dejarse de hablar sobre la hazaña que cumplió con Gucci, el diseñador consiguió convertirla en una empresa mil millonaria en unos pocos años. Así, se creó allí la leyenda viva.
En “Vogue Voices”, cápsulas de video donde los propios diseñadores cuentan su historia, él habla de la pasión que genera poner toda la imaginación sobre un proyecto y hacerlo realidad. La mirada se torna penetrante y se puede percibir a kilómetros una determinación abismal. Con el mismo enfoque empezaría su carrera como actor en diversos comerciales y años más tarde estudiaría Arquitectura y Decoración de Interiores, sin embargo, la influencia de todas las películas que veía en su infancia rondaría más hacia el universo de la indumentaria: Siguiendo su curiosidad llegó a levantar Gucci, paseo con brío por Yves Saint Laurent y forjó su propio nombre.
Después de pasar algunos años en México, se mudó a NYC para estudiar Historia del Arte, luego en París pudo forjar una carrera en constante avance en el mundo de la moda. Por nombrar algunas cifras, En 1996 incrementa las ventas de Gucci en 115%, sin embargo, dos años más tarde logra cuadriplicarlas. La clave que sigue, cuenta en numerosas entrevistas, es la determinación total. Cada vez que se encuentra “creativamente emocionado” lo transporta al universo material para darle forma a las múltiples ideas que rondan por su imaginario.
Cada tanto se crea un icono, y con él, se crea una nueva forma de entender la moda. Ford se instauró en la industria con sensualidad y poderío. Dio a entender, con sus diseños, pasarelas, productos y puestas en escena, que el poder de la mujer radica en su expresión, en la fuerza de su mensaje, por ello, quiso reinterpretar la sobriedad. Lo hizo con encajes, una paleta de colores oscuros, ojos ahumados y la actitud de femme fatale de las modelos en sus desfiles.
En la actualidad el diseñador y director de cine ha volcado su camino hacia el diseño de su propia marca (bajo su nombre), la cual empezó siendo un elixir para el cuidado y la belleza, con un amplio catálogo de cosméticos y perfumes. Además, pasó a convertirse en la representación del hombre contemporáneo y exitoso. Sus colecciones para caballeros resultaron ser un éxito entre la élite hollywoodense y el resto del mundo.
Tom Ford tiene su propia voz en la industria, con sus influencias artísticas, la perfección in extremis que posee (afirman en el mundillo de la moda), el carácter, el temple y la exquisitez, le dio curso al hombre preocupado y ocupado de su apariencia. También, le confiere, a la mujer para la que diseña, cierto magnetismo. Sea de negro o de vibrantes colores, la sexualidad ya está apoderada de su estilo, sin embargo, lo reinventa, lo destruye y vuelve a cimentar las bases de la sensualidad actualizada.
