Durante muchos años he oído comentarios en el sentido de que la educación en Venezuela ha sido clasista por referirse a la parte de un pequeño conglomerado social que en su momento tiene recursos económicos y políticos.
En lo personal nunca lo he creído así, puesto que la historia con muchos ejemplos nos ha demostrado lo contrario. La vocación y esfuerzo de muchos venezolanos pasados y presentes, cuando se revisa de qué estrato social y económico han salido, se demuestra que no tienen nada que ver ese origen.
Cuando Simón Bolívar manifestó que “moral y luces son nuestras primeras necesidades”. En el momento le daba la exacta definición a la palabra moral que no es otra que: el cumplimiento de las buenas costumbres de la sociedad en donde nos desenvolvemos, y cuando se refiere a luces no hay otra interpretación que no sea el educarse para el trabajo productivo y con una interpretación más allá que lograr esa educación para la convivencia social, y si no me equivoco en una carta enviada a su hermana, Bolívar le sugería que a su sobrino se le educara para el trabajo productivo más allá de la educación filosófica e intelectual.
Transcurridos muchos años llegó una época en que los gobernantes premiaban con becas para continuar estudiando a los mejores alumnos que salían de primaria, y es así que de campos, pueblos y ciudades llegaron a ser bachilleres, maestros normalistas y graduados universitarios muchos venezolanos que todavía hoy están vigentes en el campo del trabajo. Más adelante se comenzó una revolución educativa en donde surgieron ciudades universitarias incluso desplazando a la capital de la República y hoy es considerada Barquisimeto la ciudad con mayor población estudiantil universitaria.
El haber permitido que muchos venezolanos salieran al exterior a especializarse en postgrados y vivir el desarrollo o subdesarrollo de otros países, también permitió que nuestro país lograra un alto nivel educativo, científico y tecnológico; hecho reconocido en la actualidad por muchos países desarrollados en donde sus instituciones los reciben con beneplácito.
Masificar la educación no debe ser en ningún momento sacrificar la calidad de la educación y sobre todo a los niveles de la educación superior; hoy entre nosotros mismos observamos divergencias en cuanto a lo que imponen las leyes que rigen la obtención de un título y la calidad de la educación para el servicio social y no puedo dejar de hacer esta acotación: “Debe educarse para la realización de un trabajo sin dejar de educarse para la convivencia social”.
Todas estas reflexiones se me vienen a la mente cuando me acordé que en una oportunidad una guía turística recorriendo Europa me manifestaba que había sido intervenida por un traumatólogo venezolano, graduado en Venezuela, con doctorado en Venezuela y que era considerado en ese país europeo como un eminente médico.
Voy a reconocer que tenemos masificada la educación universitaria, que hay total acceso a ella pero a la vez me hago la siguiente pregunta ¿tenemos los centros educativos para formar profesionales para trabajar en Venezuela o por el contrario para trabajar fuera del país ?; la respuesta es de cada profesional universitario o del estudiante que cursa la carrera que en su ambiente se considera con aptitudes y actitudes para dar lo mejor a mi país y su país o por el contrario solo piensa en su persona.
Unidos todos por el éxito y el crecimiento de la familia ganadera (Fedenaga)…
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