A mitad de un foro sobre música para películas, Gustavo Santaolalla rompe el protocolo y sorprende al moderador haciéndole una pregunta de admirador a otro de los panelistas: el gran compositor de Hollywood John Williams.
El laureado productor y músico argentino no se aguantó. Quería que el compositor de las emblemáticas bandas sonoras de «La Guerra de las Galaxias», «Superman», «Indiana Jones» y «E.T., el extraterrestre» le explicara su uso del silencio y de algunos instrumentos en la cinta de Steven Spielberg «Tiburón».
«Con una repetitiva nota de bajo, traté de crear una fuerza imparable, el poder del tiburón … que te seguía persiguiendo, que comenzaba despacio cuando el tiburón estaban lejos pero se intensificaba cuando se acercaba», le respondió Williams, nominado a 49 premios Oscar y ganador de cinco. «Es un elemento musical básico y fundamental que trata de crear un miedo instintivo».
Esta deferencia fue el patrón del foro de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas realizado el lunes por la noche, que reunió por primera vez a Williams, Santaolalla y el director de la Orquesta Sinfónica de Los Ángeles, Gustavo Dudamel.
Dudamel y Santaolalla, ganador de múltiples reconocimientos que incluyen dos Premios de la Academia, se deshicieron en halagos para Williams.
Dudamel lo calificó de «genio». Dijo que era una «leyenda que tenemos la oportunidad de ver y tocar y es como un sueño». Santaolalla, por su parte, lo trató de «maestro».
Con su usual gracia y sonrisa a flor de piel, el director de orquesta venezolano reconoció ser el compositor de cine menos experimentado en la velada: el único filme que ha musicalizado es «Libertador», de su compatriota Alberto Arvelo, que se estrena en el otoño en Estados Unidos.
«Es gracioso estar aquí … Yo sólo he hecho música para un filme hace unas semanas, así que no me consideren compositor», dijo el afamado Dudamel en el Museo de Arte del Condado de Los Angeles.
Durante el foro, titulado «Detrás de la composición: el arte del compositor de películas», los astros de la música hablaron de qué los inspira y la manera en que trabajan, incluyendo la creación de tonalidades, suspenso y secuencias.
Santaolalla, por ejemplo, dijo que sabe que está haciendo un buen trabajo cuando logra conectarse con su niño interior.
«Me gusta regresar a la niñez. Me gusta regresar a ese espacio, que está dentro de mí y que trato de proteger como pueda y que me conecta con un sentido de inocencia y peligro y sabiduría inculta. Cuando conecto con eso, sé que estoy en buen terreno para hacer una buena pieza musical», dijo el músico argentino, quien fue galardonado con el Oscar a la mejor música original por «Babel» y «Brokeback Mountain» («Secreto en la montaña»).
Dudamel comparó el poder de la música con un beso.
«Es como cuando besas a alguien, mi esposa en este caso, y ese beso dura para siempre y es sólo unos segundos», expresó.
Santaolalla, también productor musical y fundador del grupo Bajofondo, dijo que prefiere leer el guion antes de componer y que le gusta el uso del silencio y del espacio en sus composiciones.
«Al dejar algo sin terminar o dejar algo que está a punto de acabar o con ese tipo de espacio en el aire, siento que de algún modo la gente se va a quedar sentada», explicó Santaolalla, quien hace dos semanas lanzó su nuevo álbum instrumental como solista, «Camino».
Williams, en cambio, aborda la tarea de un modo más bien «intuitivo»; prefiere no leer el guion antes de componer para así tener «una reacción virgen de la película».
«Componer para mí es realmente como esculpir», dijo. «Quitas un pedazo de piedra y otro pedazo y finalmente sale lo que está adentro de la piedra. No tenemos idea cuando comenzamos. Lo descubriremos».