Bajo un escenario dominado por un amargo enfrentamiento entre excolaboradores y el presidente Nicolás Maduro, los militantes del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) acudían el domingo a las urnas para escoger a 537 delegados que participarán en las discusiones del III Congreso Nacional de esa organización izquierdista.
Los militantes del PSUV esperan que el Congreso ayude a consolidar la unidad que se ha visto desquebrajada recientemente y sirva de plataforma para encarar los nuevos retos ahora sin la guía de su fundador y máximo líder, el fallecido Hugo Chávez. Se contempla además una revisión ideológica y programática.
En el congreso además se formalizará la elección de Nicolás Maduro como presidente del partido, y el nombramiento simbólico del difunto como «presidente eterno de la organización».
Chávez, que acaparó la escena política del país en los últimos 15 años y estuvo lejos de permitir que alguno de sus aliados le restase protagonismo, falleció el 5 de marzo de 2013 debido a un cáncer.
Según cifras del PSUV, hay más de 7,6 millones de inscritos en el partido. Y al menos 5.156 militantes aspiran ser elegidos como delegados del III Congreso, que estará compuesto por 537 miembros. El congreso se realizará en la capital venezolana entre el 26 y 31 de julio, se informó.
Los comicios partidistas cuentan con el apoyo técnico del Consejo Nacional Electoral (CNE) en los 1.932 centros de votación y 8.384 mesas instaladas en los 335 municipios del país.
La existencia del PSUV, creada por Chávez en el 2008 para aglutinar a la larga lista de partidos oficialistas, no ha estado ajena a las rupturas y divisiones, particularmente fue notable durante el proceso de fundación en buena medida por la negativa de muchos partidos aliados de atender la orden de Chávez de desbandar sus organizaciones partidistas, algo a lo que algunos no estaban dispuestos, pese a compartir los ideales marxistas enarbolados por el entonces mandatario.
En el 2007, Chávez disolvió su propio partido, el Movimiento Quinta República (MVR), creado para los comicios de 1998, cuando fue electo presidente por primera vez.
Maduro, que ya ha tenido que lidiar con las protestas callejeras lideradas por la oposición y los estudiantes, a finales de junio y de cara a la renovación de los cargos partidistas ha enfrentado también críticas de exministros y estrechos colaboradores de Chávez que han puesto en duda su liderazgo.
Las discrepancias entre los miembros del gobierno quedaron en clara evidencia recientemente en junio cuando el ahora exministro de Planificación Jorge Giordani _uno de los más cercanos y longevos colaboradores en el tren ministerial de Chávez_ afirmó en una carta tras su salida del cargo que Maduro «no transmite liderazgo», da una «sensación de vacío de poder» y «abre el camino para la reinstalación de mecanismos financieros capitalistas» en Venezuela.
Otro cercano aliado de Chávez, el exministro de Educación, Héctor Navarro tras solidarizarse con Giordani fue suspendido del PSUV y pasado al tribunal disciplinario, lo que eventualmente podría acarrearle la expulsión de esa organización partidista.
Giordani cuestionó en su carta que Maduro otorgue «recursos masivos a todos quienes lo solicitan sin un programa fiscal encuadrado en una planificación socialista». Navarro pidió que no se tildara de «traidor» a Giordani y expresó la necesidad de que se investiguen sus denuncias. El exministro de Planificación es considerado uno de los funcionarios del gobierno más fuertemente anclado con las ideas marxistas-leninistas y del férreo control estatal de la economía.
Tras la elección de Maduro, Giordani se mantuvo en el cargo de ministro de Planificación, que asumió en marzo de 2009. También fue ministro de Planificación entre febrero de 1999 y mayo de 2002. Ocupó además ese cargo en abril del 2003. En ese despacho permaneció hasta enero del 2008.
Maduro en junio realizó cambios de ministros para refrescar «áreas vitales» del gobierno.
Venezuela enfrenta una aceleración de la inflación _con un acumulado de 60,9% en los últimos 12 meses_ en medio de crecientes problemas de desabastecimiento, cuyo índice cerró en enero pasado en 28%, uno de los niveles más alto desde que comenzó a difundirse el indicador en el 2009. Desde enero las autoridades no han vuelto a divulgar el índice de desabastecimiento.