El “sacudón” anunciado por Maduro resultó “el parto de los montes”. Mucho rugido en la montaña y apenas “parió un ratoncito”. Comenzó su cháchara por radio y TV con cuatro horas de retraso y terminó por aplazar todo, afirmando que los anuncios los hará hacia el 15 de agosto. O sea, como dijo el poeta Leonardo Padrón: “Los anuncios de Maduro fueron que otro día anunciaría unos anuncios”.
Comenzó su intervención mal. Muy mal: “Venezuela goza de muy buena salud financiera, tanto en el campo público como privado”. Nadie sabe si era un chiste cruel o una burla grotesca porque, para qué, entonces, era necesario “un sacudón” como el mismo calificó el paquete de medidas que iba a anunciar y que aplazó. Para colmo, luego anuncia que los países de economía emergente (BRICS) de Asia y América nos van a “financiar”, léase, a prestar dinero. ¿Y para qué necesitamos que “nos financien” si vendemos millones de barriles de petróleo a 100 dólares el barril y si tenemos “una muy buena salud financiera”?
“Aquí hay dólares suficientes para pagarle a todo el mundo”, dijo Maduro en otra burla cruel. ¿Para qué, entonces, Ramírez se reunió con una élite de banqueros en Londres y otra en Nueva York gestionando préstamos? ¿Para qué entonces, funciona en su gobierno la “Conexión Francesa”, manejando las operaciones de endeudamiento, denunciadas por Giordani en su tristemente célebre carta, liderada por un poderoso banquero francés muy cercano al Fondo Monetario Internacional? ¿Para qué negocian con una delegación del FMI las medidas del “paquetazo madurista”?
La frase es, pues, a todas luces engañosa. ¿Por qué los anaqueles de las farmacias están semi vacíos a causa de las deudas con los fabricantes e importadores? ¿Por qué en los hospitales públicos es tan grave la escasez de insumo y equipos? ¿Por qué todas las líneas aéreas han reducido operaciones en Venezuela por las deudas? ¿Por qué la empresa privada manufacturera que aún sobrevive le cuesta tanto comprar los dólares para importar insumos o equipos para fabricar cualquier cosa?
Después de asegurar: “Aquí hay dólares suficientes para pagar todo”, anuncia que “vamos a determinar cuáles importaciones debemos sustituir”. Una medida que sólo puede ser explicada por la aguda escasez de dólares. Algo así como que usted vaya a hacer mercado junto a la familia y diga: “Tenemos suficiente plata, pero vamos a precisar que podemos llevar y que dejamos en el carrito”.
Pero el “sacudón madurista” viene: Nueva devaluación – la cuarta en año y medio – que ellos llaman “convergencia cambiaria”; el aumento de la gasolina y de los servicios como electricidad. En ambos casos con el propósito de recabar bolívares para tapar el grave hueco fiscal del gobierno. Nuevos impuestos. Hipoteca de producción petrolera a futuro. Apertura a la inversión extranjera, como en Cuba hoy. Cero estatizaciones. Maduro no tuvo “guáramo” para anunciarlo. Para eso está aquí el ex ministro cubano Borrego. Para que le ayude a “vender” a la base del Psuv este “paquetazo”, ya que Raúl Castro considera que lo indispensable es que ellos sigan recibiendo los enormes subsidios petroleros y, para que “el chorro no se corte”, hay que reflotar la destrozada economía socialista de la “revolución”. El asunto es que lo que Maduro llamó “la izquierda trasnochada” le pone resistencia. El enredo que tienen es tan grande que tuvo que posponer el anunciado “sacudón”. El PSUV tiene materia que resolver en su III Congreso, pues.