Tan solo un mes de haber llegado al Centro Penitenciario David Viloria, antiguo Uribana, tenía Yolber José Colmenárez Pérez, de 21 años. El joven salió del penal pero no en libertad como su familia esperaba; el interno logró salir de allí, pero sin vida.
Yalis Pérez indicó que Yolber era el segundo de cuatro hermanos, había sido detenido por efectivos de Polilara por el delito de homicidio y estuvo cinco meses en la comisaría de Río Claro y exactamente hace un mes fue trasladado hasta el David Viloria.
El jueves 3 de julio la señora Yalis logró ver a su hijo cuando fue trasladado a tribunales, porque desde que llegó no le habían otorgado visita. La siguiente semana le llevó hasta el penal las pastillas de Fenobarbital, pues el joven sufría de ataques de epilepsia.
El martes se comunicó vía telefónica con su madre y le dijo que al siguiente día tendría visita conyugal, pero como no tenía pareja nadie lo iba a ver. Le informó a su mamá que el 19 era la visita de la familia y le pidió que le llevara mucha comida preparada que era lo que más anhelaba porque en el penal les daban “bollos” y en ocasiones pasaban días que no recibían alimentos.
Yolber se encontraba recluido en el módulo dos y el viernes recibió una llamada en donde indicaba que su hijo estaba mal de salud, que lo iban a sacar al Hospital Central Antonio María Pineda, pero nunca fue trasladado.
A las 2:05 de la tarde del sábado la señora Yalis recibe una llamada de un hombre llamado Daniel, quien es trabajador y jurista del penal. Este le dijo que se fuera al hospital, que su hijo iba en camino, porque se encontraba mal. Antes de colgar la llamada le pidió que le diera el número de otro familiar por si ella se descargaba y la dama aportó el de otros de sus hijos.
“Vieja, devuélvase , el muchacho se nos murió”, fue el grito que le pegó el padre de Yolber a Yalis. Ella se desmayó y cuando recobró la conciencia supo que había sido el mismo jurista quien de inmediato llamó a su hijo y le dijo lo que realmente pasaba. A las 3 de la tarde se trasladaron hasta el principal centro asistencial, pero ya el muchacho se encontraba en la morgue.
El día de ayer pretendían entregarle el cuerpo del joven sin hacerle estudio alguno, porque como era una persona que sufría de ataques de epilepsia consideraron que se trataba de una muerte natural, pero Yalis comenta que ella observó que su hijo tenía el cuello morado, golpes en la espalda y rasguños, por eso exigió que le fuera practicada la autopsia.
Desasistidos
La señora considera que esas personas que están privadas de libertad allí se encuentran desasistidas y son maltratadas constantemente. Cree que su hijo falleció por falta de atención. Supo que el 6 de este mismo mes también murió otro reo que sufría de ataques de epilepsia y tampoco fue atendido.
La señora en el mes que tuvo a su hijo en David Viloria se enteró de cómo a los privados de libertad que incumplan las normas los aislaban en una celda llamada “tigrito” y allí les lanzaban gas lacrimógeno “y hasta corriente les metían”. Además aseguran que constantemente reciben palizas, la comida es de mala calidad y, sin importarles la hora, hasta en la madrugada son sacados de sus áreas para recibir instrucción premilitar dictada por otros internos, que no es personal preparado.
Los sientan en el piso a llevar sol por largas horas y esas son pocas cosas que la señora Yalis pudo saber en tan poco tiempo. Lo que han expresado los mismos internos es que sienten que están en un “infierno”, desean ser trasladados y algunos hasta expresan que prefieren estar muertos.
Yalis pide a las autoridades que se haga justicia por la muerte de su hijo, porque a pesar de que cometió un error, no debía morir en esas circunstancias y que el deber ser es que esas personas que allí se encuentran sean reinsertadas en la sociedad y no maltratadas.
Así como denuncia esta familia son reiteradas las quejas que existen de los tratos que se dan en el David Viloria a los privados de libertad.