Los bullangueros venezolanos, acostumbrados a tomar por asalto los aeropuertos, enfrentan un verano 2014 encerrados detrás de un muro virtual tras seis meses de fallidas negociaciones entre el gobierno de Nicolás Maduro y aerolíneas que reclaman cuatro millardos de dólares.
Dos compañías (Air Canadá y Alitalia) ya dejaron de volar a Venezuela y una docena redujo drásticamente su oferta, dividiendo a la mitad las opciones para franquear por vía aérea las fronteras del Socialismo del Siglo XXI, la doctrina pergeñada por el difunto Hugo Chávez.
Entretanto, ya hace un mes las aerolíneas extranjeras dejaron de vender boletos en bolívares inconvertibles, dejando a la mayoría de los 30 millones de venezolanos -que carecen de acceso a divisas o tarjetas de crédito extranjeras- aislados dentro del país con las mayores reservas petroleras mundiales.
«No se están vendiendo boletos, ni uno», había advertido días atrás la vicepresidenta de la Asociación de Agencias de Viaje, Sandra González, en entrevista con una radioemisora caraqueña.
«Existe el riesgo real de aislamiento», decía por su parte a la AFP el presidente de la Asociación de Líneas Aéreas de Venezuela (ALAV), Humberto Figuera.
Papelitos de colores
En Venezuela, donde rige un estricto control de cambios, las aerolíneas están obligadas a vender los boletos en bolívares y luego iniciar una ardua peregrinación en procura de que el gobierno entregue los dólares correspondientes.
«Las aerolíneas están sentadas sobre montañas de papelitos de colores, sobre dinero del juego Monopoly, que no pueden convertir a divisas y enviarlos a sus casas matrices para pagar los gastos de volar hacia aquí», ironiza una fuente del sector.
Desde hace más de un año el gobierno, en medio de una acelerada caída de reservas de divisas pese a los altos valores del petróleo, comenzó a retacear la entrega de dólares.
A medida que la deuda se acumuló, y las negociaciones se eternizaron en idas y vueltas, las compañías suspendieron vuelos, echaron mano a aviones más pequeños y finalmente bloquearon la venta de boletos en Venezuela.
A fines de junio, ALAV estimó que en 2014 se habían perdido casi la mitad de asientos disponibles para vuelos internacionales.
A esa caída de 56.000 a 31.000 asientos semanales se sumará otro corte de 2.000 tras las reducciones anunciadas para agosto por Delta y Lufthansa.
«Públicamente todas las aerolíneas siguen negociando las divisas de los boletos vendidos y repatriar esos fondos. Pero si no aparecen los dólares, al menos dos muy importantes están dispuestas a dejar de volar antes del otoño», dice a la AFP otra fuente, en este caso del sector turístico, pero con buenos contactos entre las líneas latinoamericanas y estadounidenses.
La salida de esas dos compañías reduciría en al menos otras 8.000 plazas semanales la oferta de asientos, dejándola en 20.000.