Un hermoso grupo de personas formadas académicamente, médicos, psicólogos y maestras son la cara del Servicio Hospital Agustín Zubillaga, pero a su vez son individuos con una calidad humana, sensibilidad y buen corazón, donde albergan cada sonrisa y cada lágrima de sus pacientes y los familiares. Ellos son el doctor Carlos Pacheco, la psicóloga Alexandra Liendo y las maestras Neila Pastrán y María Caballero, quienes junto a un maravilloso equipo han llevado este proyecto cada vez más lejos logrando próximamente la posibilidad de contar con aulas virtuales gracias a Telefónica. “Estamos buscando también la incorporación de canales educativos e internet para completar las herramientas para maestros y doctores”, señala Carlos Pacheco.
Las “Aulas Hospitalarias” tienen aproximadamente 30 años funcionando dentro del hospital, iniciándose como un trabajo social donde las maestras y voluntariado se dedicaban únicamente al área de recreación para luego, el Ministerio, darle importancia a la pedagogía, atendiendo a niños desde 0 a 15 y 16 años contando en sí con 6 escuelitas. Con los chicos adolescentes, se trabaja arte terapia o labor terapia ya que hasta ahora no se cuenta con profesores especializados en este nivel educativo. “Se trata de enlazar al niño hospitalizado con su aula regular y así evitar que pierdan su año escolar o el ritmo de aprendizaje y garantizar su derecho a la educación”, comenta Pacheco.
Curar a veces, consolar siempre…
Una de las fortalezas y éxito del servicio ha sido la colaboración y trabajo en equipo que realizan los involucrados, siempre en la búsqueda de mejorar las condiciones de los niños y de sus familiares, quienes muchas veces tan solo con una palabra de aliento o una mano amiga elevan sus ánimos para seguir luchando por la mejoría de sus pequeños.
Caminamos por el cuarto piso del Hospital Pediátrico y fuimos testigos de esta hermosa labor, donde junto a colaboradores anónimos, sociedad civil, pasantes, médicos y maestras han formado poco a poco estas escuelitas donde, aparte de educar, orientan a pequeños que sin pensarlo pudieran estar siendo maltratados. “Yo me forje la meta de traer psicólogos a este hospital, porque considero que psicólogo que no realice pasantías aquí, no conoce la realidad de nuestro país. Queremos formar médicos y psicólogos para lo que Venezuela necesita”, agrega Pacheco.
Otra de las virtudes de este maravilloso programa de escuelitas hospitalarias, es el empeño por realizarles un estudio completo a los niños que ingresan, desde el estado de salud y psicológico hasta su ámbito social. “La realidad que vivimos dentro del hospital es bastante cruda y aquí en el servicio hemos aprendido muchísimo”, comenta Alexandra Liendo.
El servicio atiende completamente medicina interna pediátrica, oncología junto a Fanca (Fundación Amigos del Niño con Cáncer), maltrato, drogadicción, abuso, niños en situación de riesgo o con intentos de suicidio, en la búsqueda día a día de la mejoría plena de los pacientes. “Podemos demostrar que cuando se une un grupo de personas sin mezquindad, todo es posible, yo quiero demostrarle a Venezuela que individuos puros con solo intereses filosóficos, pueden lograr muchas cosas”, señala Carlos Pacheco.
A través de la doctora Cecilia Tovar hay un grupo voluntario que ha realizado anhelos de algunos niños, los han llevado a conocer el mar o han hecho el papel de papá al bailar un vals con una de las pacientes en sus quince años. Realmente personas rebosantes de calidad humana y amor son quienes forman parte de este servicio, donde sin ataduras y con voluntad propia han cumplido sueños de pequeños en fases terminales.
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“Cuando trabajas en un hospital debes comprometerte con lo que estás haciendo, no simplemente cumplir un horario. Dar parte de tu vida para que ese niño recupere su salud”. Carlos Pacheco
“Este es el servicio que Dios me puso, no lo hago solo por trabajo, sino que Dios me colocó en este camino para ayudar a las personas” Neila Pastrán
“Esta experiencia te despierta más la parte humana. Trabajamos en equipo y esto motiva a trabajar” Alexandra Liendo