Durante los últimos 10 años se han sumado a la labor de América Solidaria más de 400 voluntarios de todo el continente americano. La meta es superar la pobreza en el continente y crear integración por medio de justicia y fraternidad. Han logrado finalizar con éxito más de 180 proyectos con la colaboración de 100 ONG´s que se fusionan con instituciones locales para llevar a cabo programas educativos, nutricionales, psicológicos y de vivienda en donde han resultado beneficiadas más 30.000 personas.
Entonces, ¿Por qué hacer un voluntariado? La respuesta, aunque subjetiva, siempre se
conduce a un mismo objetivo: Lo social. Quien emprende un viaje hacia la tolerancia y la unidad casi siempre termina enamorándose de la sensación que produce vivir para dar. Así lo describen los voluntarios de América Solidaria, todos parecen llegar a la misma conclusión: Creen tener mucho para ofrecer (y lo tienen), pero terminan recibiendo un mar de gratitud y aprendizaje que nada se compara con sueldos cuantiosos en cualquier multinacional.
Diana Lorena Obagi (26 años), miembro desde 2010 de la fundación, es psicóloga graduada de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá y actualmente se encuentra trabajando en Haití, ella afirma que se puede vivir con menos si se es más feliz y al mirar atrás, después de la experiencia, repite que todo ha valido la pena. “Muchas veces me he hecho la misma pregunta, a pesar de haber estado gran parte de mi corta vida laboral en el campo del voluntariado, en ocasiones me asalta la duda, pues este mundo claramente implica (la mayoría de las veces) salir de tu punto de comodidad en la casa, en el trabajo y hasta en las relaciones. Significa meterte a otro gran universo de nuevas dinámicas a veces incomprensibles: Menos dinero, menos comodidad y, en ocasiones, mayor frustración… Entonces, ¿por qué hacer un voluntariado?, bueno, en mis reflexiones la mayoría de las veces, vuelvo sobre mi convicción y motivación genuina a eso que me hizo tomar la decisión la primera vez: Lo social, lo humano, la satisfacción que se siente dar por dar no más y recibir todo un universo a cambio”.
Actualmente 167 millones de personas viven en situación de pobreza en toda América, de los cuales 45% son población infantil. La finalidad de la organización es crear las estructuras necesarias para erradicar estas situaciones de desigualdad. Otra de sus máximas es derribar las fronteras para generar a través de la integración del continente una América más consciente.
Para hacerse voluntario en la fundación se deberá llenar un formulario de postulación en su página web (americasolidaria.org), luego, en el caso de ser seleccionado, el participante deberá asistir a un par de entrevistas y un examen psicológico que avalarán su estadía de un año (tiempo mínimo de duración) en países donde se estén llevando a cabo los programas. El radio de acción comprende Argentina, Uruguay, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Haití.
La experiencia
“El voluntariado me ha llevado por viajes inimaginables por medio del conocimiento del otro, me ha enseñado que una de las formas más efectivas de hacer un cambio es poniéndose en los zapatos del otro, viviendo como vive, pisando el terreno, untándose las manos (y el alma), desde ese punto, las cosas se ven de otro color y uno en verdad entiende qué es lo que la gente quiere y necesita. Eso es justamente lo que pinta nuestro lienzo de sentido… Ahí entendí que el voluntariado es un camino de aprendizaje, crecimiento y humildad, tres cosas que valen más que cualquier pago en cualquier gran multinacional. Ahí entendí la grandeza de los vínculos, el sabor de levantarse después de caer, la importancia que tiene llenar de altas dosis de humanidad la cotidianidad, aprendí que los cambios son lentos, que cada terreno tiene su propio ritmo, aprendí a abrazar la adversidad y a sobrepasarla y aprendí, y ahí me di cuenta, que justo fuera del punto de comodidad es donde más puedo conocer la magia”. Diana Obagi
