Toni Kroos, Sami Khedira y Bastian Schweinsteiger desintegraron a sus pares brasileños en el mediocampo e impusieron su ley para propulsar a Alemania a la final del Mundial 2014 con una histórica goleada contra Brasil (7-1).
“Nuestro centro del campo ha sido muy dominador durante todo el Mundial”, señaló Joachim Löw. El seleccionador se ha inspirado en el Bayern de Múnich versión Pep Guardiola, defensor de la posesión de balón a ultranza, pero ha encontró sobre todo la buena fórmula con tres jugadores que cumplen su contrato a la perfección.
Kroos, el cerebro
Colocado en el centro, el bávaro de 24 años volvió a ser protagonista y participó directamente en los cuatro primeros goles de Alemania. Sacó el córner con el que Thomas Müller inauguró el marcador, e inició con un espléndido pase al propio Müller la jugada que terminó con el 2-0 de Miroslav Klose. Y al cabo de pocos minutos sumió a la Canarinha en la oscuridad absoluta firmando dos goles en 69 segundos, el doblete más rápido de la historia de los Mundiales.
“Hace dos años, desde la Eurocopa, que impulsa a la selección, subrayó Löw. Aporta mucho por su técnica, siempre está disponible, tiene una mano en lugar del pie y está en muy buen forma”.
“Toni lleva la pelota cada vez adonde tiene que llevarla, y eso es una gran fuerza”, dijo por su parte Klose.
El hecho de ocupar el puesto de cerebro en detrimento de Özil, relegado a la banda, no es anodino: el 50 veces internacional, a quien muchos ven la próxima temporada en el Real Madrid, parece tener el perfil del jugador siempre limpio y preciso para suceder al capo español en la materia, Xavi Hernández.
Khedira, el dinamitador
En el trío, el volante del Real Madrid, de 27 años, tiene la misión de intimidar al rival, imponer su fuerza física en los duelos y evitar que el adversario se meta en territorio de Alemania.
En el tándem que forma con Schweinsteiger, Khedira también está encargado de sumar su proyección hacia adelante que permite aportar la ventaja numérica y soluciones ofensivas.
“Sami está cada vez mejor, subrayó Löw. Necesitaba hacer una pausa de dos partidos, es normal después de una larga lesión, no podía jugar siete partidos a este nivel. Su presencia física, su dinámica, su fuerza en los duelos fueron importantes”. “También penetró por el centro, abrió brechas y siempre es difícil para la defensa adversa saber quién va a marcar a un jugador como él”, agregó el seleccionador.
Khedira (51 selecciones, 5 goles) aportó esa fogosidad desde la entrada en juego ante Argelia en octavos de final (2-1 en la prórroga), y la manera como se reparten los papeles con ‘Basti’ parece natural, dada su larga experiencia conjunta.
Schweinsteiger, el bombero
Es el más conocido de los tres, el más experimentado con sus 107 partidos internacionales (23 goles), y el único del trío que participó en los dos Mundiales anteriores (2006 y 2010), al igual que Philipp Lahm, Per Mertesacker, Lukas Podolski y Klose.
Mientras Khedira privilegia la verticalidad, el bávaro de 29 años se encarga de cubrir la horizontalidad, siempre dispuesto a ayudar a un lateral, a proteger la defensa central y, en definitiva, a limpiar en las situaciones delicadas.
En estas condiciones, se proyecta menos que hace unos años, pero da equilibrio a la Nationalmannschaft.
Esta tarea más defensiva se ajusta perfectamente a la idea de liberarse de la inocencia de la que pecó el equipo en los torneos de Sudáfrica y Alemania, en los que terminó tercero.
El segundo capitán es también el que mantiene el bloque compacto y solidario. “Todos hemos hecho un buen trabajo y no teníamos mucha distancia entre los jugadores del medio y por eso funcionó bien”, subrayó el domingo comentando la dominación antes Francia (1-0) en los cuartos de final.