«Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podremos mirarlos a los ojos y decirles que viven así porque no nos animamos a pelear». Mahatma Gndhi.
Aquel ser humano excepcional, de frágil contextura, auténtico, diáfano, probo, pacifista por antonomasia, predicador de la no violencia, vegetariano; que se pronunció contra el maltrato animal, cambió la historia de India y de la humanidad; todo, desde la humildad y el amor a la verdad; como principios y valores imprescindibles para quien quiera mejorar y contribuir con el bienestar de los suyos y de sus conciudadanos.
Desde la pre-historia la ignorancia ha propiciado la manipulación de los pueblos y entre las repetidas mentiras, que han sido consideradas como verdad, está la consecutiva aseveración que expresa: “La voz del pueblo es la voz de Dios”.
Y, pregunto: ¿Acaso no fue el pueblo quien condenó a Jesús, el Cristo Redentor y, la nefasta crucifixión no fue ejecutada por soldados? ¿No fue el soldado Longino quién clavó la lanza en el costado y en el corazón del Hijo de Dios?
De época más cercana os pregunto: ¿Por qué y contra quién hizo Simón Bolívar el Decreto de Guerra a Muerte? ¿Acaso no fue el pueblo el que dio la espalda al Libertador?
Reflexiones sagradas y bélicas con las cuales, ante la grave situación del país, quiero despertar a muchos lectores del letargo en el que están envueltos por ignorancia, comodidad apatía o intereses personales e incentivar la actitud de otros tantos que han decidido valorar sus derechos y ejercerlos.
Es valedero el ejemplo de Bapú; el ejemplo de aquella Alma Grande que peleó la defensa de los derechos que consagraron la libertad de su país, sin violencia, sin verbo soez o peyorativo, quien dijo a su asesino: “Yo te perdono hijo… y te bendigo”.
Y es valedero porque a la inmensa crisis en la cual se sume la República sólo podrá detenerla el talento probo. La Madre Patria ha parido, educado y capacitado, al talento suficiente y necesario para qué, utilizando correctamente la inmensa riqueza otorgada por el Todopoderoso, podamos salir, en el menor tiempo y con el menor trauma social, del atolladero al cual nos ha empujado la ineficiencia e inoperancia demostrada.
Debemos comenzar por aceptar los errores cometidos para poder corregirlos implementando luego, métodos, sistemas y procedimientos basados en fundamentales y sencillos principios de una correcta administración, como son: Planificación, ejecución, supervisión y control.
Desde el comienzo de los tiempos se ha comprobado que la comunicación entre los humanos es imprescindible; así mismo se ha demostrado que uno de los medios idóneos, para esta comunicación, es la prensa escrita, veraz y oportuna; por tanto, un gobierno democrático está obligado a dar señales de respeto a los Derechos Humanos otorgando a la prensa las divisas necesarias para su abastecimiento de papel. EL IMPULSO somos todos.