Los empresarios se arriesgan demasiado?
“Tomar riesgos calculados, es completamente distinto de ser temerario» George Patton
Segun la imagen popular, el empresario sería un individuo atrevido y hasta temerario, pero la temeridad no se aviene con el espíritu de las grandes organizaciones, pese al valor de sus éxitos ocasionales. Por fortuna los estudios que adelantó David McClelland y otros, muestran que los empresarios de éxito evitan las situaciones de alto riesgo y más bien buscan y gozan con riesgos calculados y moderados.
Dentro de su estrategia para minimizarlo, encuentran las maneras de adelantarse al mercado, como una exclusiva sobre un importante canal de distribución, o algo por el estilo. En este sentido, los que le podrían facilitar el capital a un empresario, prefieren aquellos que tengan experiencia en el negocio que se proponen iniciar.
En realidad los empresarios internos, buscan una razón poderosa de éxito, aún en presencia de obstáculos.
Otra manera en la que los emprendedores reducen el riesgo, es anticipando los obstáculos y permaneciendo abierto a la retroalimentación, tanto positiva como negativa.
Los empresarios internos no son exagerados optimistas y, si bien tienen gran confianza en su propia capacidad de vencer los obstáculos, procuran obtener toda la información sobre los riesgos y los problemas. Esto lo ven los promotores, para escoger a aquellos a quienes deben patrocinar. Los empresarios que no pueden ver los problemas, o imaginar los obstáculos que se puedan presentar, son considerados como promotores y no como empresarios.
Los empresarios, tienen gran confianza en sí mismos, en su capacidad de hacer que sus proyectos salgan adelante aún cuando las cosas no sucedan como se esperaba.
Charles House(empresario interno de Hewlett-Packard, quien desarrolló el tubo de rayo catodico con»lente electrónico») quien a despecho del presidente de su compañía, contrabandeó un producto en que creía, se explica así:»Dicen que yo corrí grandes riesgos, pero yo no los veía. Para mí el riesgo estaba en no hacerlo». Con típica autoconfianza empresarial dio por sentado que podría conservar su empleo, pero también sabía que podría conseguirse otro si lo despedían. Mayor riesgo habría sido faltar a sus convicciones no poniendo en práctica sus ideas.
A los empresarios internos no les gustan los riesgos incontrolables y hacen cuanto pueden para evitarlos. No les gusta jugar a la ruleta, pero sí están dispuestos, en virtud de su autoconfianza, a aceptar riesgos que dependan directamente de sus destrezas; de ahí el aforismo:Si un empresario apuesta en una carrera, lo probable es que el esté corriendo en ella.
Si los empresarios internos fueran realmente temerarios, las empresas no podrían tolerarlos, pero por fortuna esto no es así. Por el contrario, trabajan con toda diligencia para minimizar el riesgo dentro de los límites de su decisión básica de alcanzar metas difíciles pero no imposibles.
Recordemos que los mejores emprendedores, toman riesgos calculados, fijan sus propios objetivos a un nivel donde hay un riesgo de fracaso moderado y alguna emoción e inseguridad, pero no mucha. Además, asumen responsabilidad por los resultados, y no culpan a la suerte o a circunstancias externas.
¿Están sus sistemas organizados para fomentar el correr riesgos y tolerar equivocaciones?
Definitivamente, un factor de libertad es la tolerancia del riesgo, el fracaso y los errores. No se puede hacer innovación sin riesgo o sin cometer errores. Aún la que llega a feliz término suele empezar con equivocaciones.
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