Reflexiones en positivo – Desintegrción familiar causa tristeza

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Sin ánimo de enviarles a mis lectores mensajes de pesimismo, hoy les voy a referir algo que como padre de familia me causó mucha incertidumbre y por qué no decir también tristeza, pues no es un secreto que a todos los que amamos este país donde nacimos, crecimos y luchamos en una forma incansable, para ayudar a soportar la carga, siempre aportando y construyendo, con aportes en positivo, siendo parte de la solución y jamás destruyendo, afortunadamente son muchos los que aun con todas las dificultades piensan en hacer y no deshacer.
Les cuento algo con el ánimo un poco opacado. Fui a visitar a un amigo de la adolescencia que nos tratamos como hermanos y aún lo hacemos a pesar de la distancia. Este amigo vive en un pueblo del Llano. Mi amigo y su esposa, mi comadre, siempre habían sido personas animadas con una permanente dosis de optimismo, de ese que se contagia. Con este tipo de personas es que hay que tener una estrecha relación y mantenerse al margen de los agoreros. Cuál sería mi sorpresa cuando llegué a aquel bello hogar donde habitaban once personas. Este hogar verdaderamente era feliz,  lleno de amor, de respeto y unidad. Al llegar allí me encontré con dos rostros entristecidos y envejecidos prematuramente, con un vacío que no podían ocultar. Les pregunté a mis compadres por varios de mis ahijados y el resto de sus hijos y nietos; fue cuando me di cuenta de su estado emocional y su deterioro físico y espiritual. Eso me hizo recordar a Gabriel García Márquez, cuando dijo que «uno no muere de vejez sino de soledad”.
Comenzó a relatarme su tristeza y su dolor diciéndome: Compadre, a mis dos hijos mayores, ambos profesionales, la delincuencia acabó con sus vidas. El resto está en siete países distintos. Quedamos aquí mi viejo y yo. Ni siquiera pudieron venir al funeral de sus abuelos, a quienes tanto amaban. Sabrá Dios, compadre, lo que yo sufro a la hora de las comidas cuando veo nueve sillas vacías y a la hora de dormir los cuartos vacíos. ¿Qué pecado tan grande habremos cometido para estar en esta situación? Mi Dios, la verdad es que yo no tuve palabras para consolar a mis amados compadres, se me arrugó el corazón. Lo que antes era alegría, risas y mucha felicidad se convirtió en llanto. Lo que en tiempos atrás era todo gracia se convirtió en desgracia.
Parece que estamos en tiempos del Apocalipsis, como decían nuestros padres. Hemos visto padres y madres celebrando que sus hijos se han marchado, mostrando una alegría virtual, porque una de las cosas que da tristeza es cuando los hijos se van. Imaginémonos cómo será si están repartidos en siete u ocho países. Una de las cosas mas grande que nos está afectando es la desintegración familiar, la fuga de jóvenes con talento virgen que bien pueden aportar aquí, aparte del calor familiar y el tener que emigrar de nuestro querido país dotado de todo con una idiosincrasia bella, ahora se ha convertido en toda una falta de respeto, mal hablados, insolentes e indolentes, ¿hasta cuándo mi Dios? Devuélvenos el amor, la paz y la unión?
No quisiera terminar este artículo sin antes enviar un mensaje de felicitación a todos los periodistas en su día, labor que realizan hoy por hoy con gran dificultad y hasta arriesgan sus vidas para brindar las informaciones en el tiempo preciso, justo y eficaz, a la colectividad; los sucesos que acontecen tanto en el ámbito nacional e internacional. Les insto a continuar ejerciendo tan loable labor con pulcritud, certeza, visión y objetividad sin temor.
Unidos todos por el éxito y el crecimiento de la familia Ganadera (Fedenaga).

[email protected]
@Jgmendozabargto

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