El problema de la escasez no es un invento de los sectores de la oposición al gobierno. Es una realidad que padecen todos los que vivimos en este insólito país petrolero. Hace algunos días acompañamos a un familiar a los centros de consumo para verificar en sitio lo que está ocurriendo y el resultado de aquel “tour” fue de asombro que se fue convirtiendo en ira incontenible e incontestable. Las amas de casa, de rostros esperanzados en encontrar algún producto de uso común para sus hogares, revelaban, entre otras cosas, resignación, rabia e impotencia. Se descargaban con adjetivos ya imaginables contra los responsables, o irresponsables, mejor dicho, de la grave crisis a la que enfrentamos todos los venezolanos, sin ninguna exclusión: chavistas y no chavistas por igual. A la falta de la mayoría de rubros solicitados se une el desorbitado aumento en los precios y a la desintegración de la moneda nacional. El “bolívar fuerte” fue uno de los fraudes más descomunales que recordara la historia de la Venezuela de hoy . Los billetes, que se fabrican hoy en la imprenta del Estado no tienen ningún valor. Un servicio de transporte público en los llamados “libres” ya se mueve entre los 60 y 150 bolívares porque sus operadoraes alegan que el mantenimiento del vehículo ya es impagable y explican que una batería, si es que tienen la suerte de encontrarla después de una larga búsqueda, tiene un costo de casi 5.000 “marrones”, mientras los neumáticos solo se consiguen pagando precios inimaginables. En los auto-mercados hay vacíos impresionantes en los anaqueles y el “no hay” es un lugar común. El jabón parece un artículo de lujo y muy pronto los venezolanos nos vamos a parecer a los musulmanes, no por la religión, sino porque lo barbudo. No hay hojillas de afeitar, menos, por supuesto, espuma para “barbear”. Los desodorantes desaparecieron y ni siquiera pregunten por las cremas hidratantes. En los expendios de medicamentos el drama es más visible y grave para los que buscan alivios para sus dolencias. Los hipertensos temen por sus vidas al no encontrar las pastillas que los pueda proteger. Ir a un restaurante es arriesgarse a que la pensión del seguro social se le queda en la factura final y “whisquesear” con los amigos es un recuerdo ingrato de otros tiempos donde éramos “medio felices” y no lo sabíamos.
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MUNDIAL: Ya Brasil entra en una fase final. Se ha marchado del torneo más del 95 por ciento de los representantes de la Comunidad Europea, algo impensable para los especialistas del fútbol cuya atención se centra en países pequeños, como Costa Rica que ha sido la selección sorpresa de un mundial de resultados inéditos en su historia, pero también uno de los mejores, como asegura la FIFA. Otra razón para seguir pegados al televisor tiene que ver con la campaña admirable de Colombia, selección a la cual coloqué como una de mis grandes favoritas para animar el cotarro futbolero. De Europa se mantienen solamente los franceses, holandeses y alemanes, para muchos grandes favoritos para una final, pero cuidado con las apuestas de los profetas del desastre: ¿Quién no asegura un final de fiesta con los “ticos” o la propia Colombia. Los estandartes de nuestra América ondean orgullosos en los estadios de Brasil. Solo faltaba que ayer EEUU pudiera salir airoso del compromiso y forme parte del grupo de los elegidos por los dioses del fútbol.
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ROLLING: La Semana pasada el grupo de rock más longevo del mundo estremeció los cimientos del mítico Santiago Bernabéu, la casa principal del Real Madrid de la capital española. Nada más y nada menos para ser testigos de un concierto inolvidable para jóvenes y contemporáneos de los Rollings Stone. Un grupo de venezolanos ha sido testigo excepcional de la apoteosis de Mike Jagger, Keith Richards, Charlie Watts y Ronnie Wood, que suman 280 años entre todos, y han regresado no solamente satisfechos por lo visto y lo escuchado, sino también por la energía y profesionalidad de cada uno de ellos para emitir sus mensajes rockeros, a los que nos tienen acostumbrados desde hace muchos años. Los Rollings debutaron hace 52 años en Londres y parecen tener la misma ilusión cuando están encima de un escenario como lo demostraron el miércoles pasado ante 53.000 espectadores en la gran fiesta del rock and rolls. Y los que se perdieron Madrid tienen la oportunidad de ver a la banda en Argentina el próximo febrero en el estadio Único de la Plata y el costo de las entradas oscilará entre los 150 y 200 dólares, más baratas que las de Madrid que costaban 250 euros las más económicas… FINAl: Un gran abrazo a todos los periodistas que recibieron merecidos premios en el día que nos recuerda la profesión que hemos elegido para nuestras vida. La nueva generación tiene un gran compromiso con el futuro de este país.
El Rincón de los miércoles 02-07-14
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