Venezuela es desde hace cuatro años un destino atractivo para inversores de la construcción, con un mercado de materiales nacionalizado y precios de venta libre, que puede ser un paraíso para los empresarios si caminan de la mano del Gobierno o un infierno si se opta por la vía privada.
En 2011, el entonces presidente, Hugo Chávez (1999-2013), inició un programa social de construcción denominado Gran Misión Vivienda (GMVV) con el que se propuso dar respuesta al déficit de viviendas del país, tras unas lluvias que dejaron miles de damnificados.
Además de réditos políticos, el proyecto dejó un ambiciosa meta de 3 millones de viviendas que deben ser concluidas para el 2019, una empresa colosal que ha atraído a constructoras de todo el mundo modificando completamente las reglas del sector en Venezuela.
Poco más de tres años después, se ha construido una cifra récord de 600.000 viviendas, en un país en el que buena parte de la producción de suministros está en manos del Estado tras la nacionalización de grandes empresas del cemento y la metalurgia, manteniendo precios regulados y a bajo costo, aunque sin aumentar la capacidad de producción instalada.
En Venezuela se puede construir de dos maneras: o para el Gobierno, con los materiales garantizados en el marco de la GMVV, o de manera privada sorteando las dificultades de la falta de suministros y cayendo en el mercado especulativo, dijeron fuentes del sector.
Carlos Lascurain, gerente de proyectos en la construcción de un centro comercial en Caracas, debe decidir en una tarde cualquiera si sustituye cabillas (varillas de acero) de 5/8 de pulgada que en este momento están agotadas por unas de 3/8 antes de que desaparezcan y tenga que paralizar una construcción que ya lleva 92 días de retraso.
“Yo ahora debo tener cinco proveedores de concreto, cuando antes tenía uno, y ver quién puede despacharme cada semana”, dijo .
El presidente de la Cámara Venezolana de Construcción (CVC), Jaime Gómez, indicó en una reciente entrevista con la emisora Unión Radio que la situación es “compleja” y el abastecimiento de los materiales y los insumos es el “tema más crítico”.
Tras la nacionalización de las plantas cementeras, entre ellas, la mexicana Cemex en 2008, “para nadie es un secreto que la producción ha bajado considerablemente y, por supuesto, el cemento y la cabilla que se producen en Venezuela no es suficiente”, explicó Gómez.
Sin embargo, los constructores de la GMVV describen un escenario bien distinto con altas expectativas y pocas sorpresas.
“Excelente todo, genial”, dijo Ibrahim Eser, representante en Venezuela de la empresa turca Summa, que construye 3.088 viviendas de la GMVV, de las cuales ha concluido 2.500 en los últimos 20 meses sin ningún problema con los materiales.
“Estamos aquí (desde) el 10 diciembre del año 2010. Gracias a Dios hasta este momento nosotros no hemos tenido ningún problema sobre materiales ni mano de obra”, aseguró el empresario.
En febrero de 2012, Chávez decretó que las empresas dedicadas a la extracción, producción, venta y transporte de materiales de construcción debían dar prioridad a la GMVV para abaratar costos y acelerar la resolución del problema de la vivienda, y desde entonces la mayor parte de producción del país va destinada a ese fin.
Según Gómez, en el sector privado la escasez del material “es un problema sumamente grave” y para conseguirlo se tiene que pagar “8 o 10 veces el precio regulado”, por su parte Summa importa de Turquía y se apoya en el suministro de la empresa estatal de materiales Construpatria.
La Gran Rosinés, una cooperativa que lleva el nombre de la abuela de Chávez y se dedica a la fabricación de bloques de cemento, recibe el suministro del Estado para la producción y vende un 95 % de su producción a Construpatria, dejando un 5% para privados.
“Nosotros tenemos un código y nos asignan mensual dos o tres gandolas (camiones), depende del fluido de producción que tengamos, a veces no nos alcanza (…) la mayoría de la producción es para la GMVV”, explicó a Efe la presidenta de la cooperativa, María López.
En cambio Ernesto Isea, propietario de una empresa de estructuras de concreto y bloques para viviendas, asegura que la escasez de materiales como el cemento y la cabilla genera problemas y retrasos en la industria.
“Cuando tengo que entregar hormigones, eso es una odisea (…) yo no soy mujer pero igual me toca parir la cabilla”, contó Isea.
En cifras, la CVC estima que hay una caída de 17 trimestres consecutivos de la construcción privada y el PIB de Venezuela marcó un importante crecimiento en 2012 en el renglón de la construcción, que en 2013 se ralentizó.
El economista Luis Oliveros indicó a Efe que “sin duda” la GMVV “permitió una recuperación del sector aunque ese crecimiento era insostenible” porque “está amparado solamente en el sector público.
Así las cosas, para el presidente de la cámara, “quizá la gran solución es que importen cemento a granel para las obras de la Misión Vivienda y dejen la producción nacional para el mercado local”.
“La situación es muy grave”, dijo.