En las afueras de Fénix se encontraban dos funcionarios de la Guardia Nacional, quienes controlaban el acceso de vehículos y de personas hacia la antigua Uribana.
El transporte público debía devolverse, mientras a los familiares de los internos no se les permitía el acceso debido a la nueva orden: los centros penitenciarios ahora son zona militar.
Sin noticias de los internos
Hace una semana que se presentó la irregularidad en Uribana y familiares aún desean saber de sus seres queridos. Una señora, quien no quiso identificarse, comentó que le han pedido a las autoridades que dejen a sus seres queridos comunicarse. Saben que están golpeados, pero escuchar una palabra o al menos tener noticias de los suyos, bajaría la tensión entre los familiares.
Un gran número de personas se encontraban en las afueras del penal esperando porque el día de ayer se celebraría una mesa de diálogo en donde las autoridades escucharían a los familiares, a fin de darles respuestas y atender algunas de las quejas de los privados de libertad. Sin embargo, dicha reunión no se dio. La misma estaría presidida por el diputado Raimundo Vale, quien es miembro principal de la comisión de Derechos Humanos del CLEL.
Gastan hasta 5 mil bolívares
Las historias son muy similares. Difieren en algunos aspectos pero se hacen comunes en el calvario que están sufriendo los seres queridos de los reos del centro penitenciario David Viloria y Fénix.
Hubaldario León, padre de una interna, cuenta que hace más de una semana se la trajeron de Trujillo, la tienen aislada. La explicación que les dan es que se encuentra en proceso de adaptación.
La joven ha presentado cuadros de asma y no la han trasladado hasta un centro asistencial. “Me vine con dos mil bolívares en la cartera. Sólo para traer la boleta de traslado, tuve que pagar trescientos bolívares de pasaje, trescientos en un hotel y almuerzo y cena. Ya sólo tengo mil bolívares en el bolsillo”, relató León, quien también indicó que debía quedarse otro día más para cerciorarse que a la muchacha la saquen. No sabe si el dinero le alcanzará. Aparte de los malos ratos que tiene que pasar en una ciudad para él desconocida, indica que al llegar a las puertas del David Viloria los funcionarios que allí lo recibieron “lo golpearon con las palabras”, porque lo trataron mal y olvidaron la cortesía.
Zulay Mora cuenta que han gastado más de cinco mil bolívares, pues ya llevan una semana en tierra larense. Ella viene de Táchira, de donde se trajeron a su hijo, por una orden de la ministra y hasta ahora no lo han dejado ver. Comenta que se ha estado hospedando en casas de habitantes de la zona que les han dado alojamiento.