Ibrahín Rojas, un administrador de empresas de 57 años, buscó durante cuatro meses un asiento en un vuelo que lo llevara de Caracas a Miami, sin escalas, y no lo consiguió.
No hay cupos, le decían sin darle más explicaciones.
Decidió, entonces, aventurarse a través de Aruba pero en lugar de las tres horas que debería haber demorado para arribar a su destino, el viaje le tomó cerca de tres días porque tuvo que pernoctar dos noches en un aeropuerto hasta conseguir un boleto de avión que lo trajera a Miami.
Rojas es uno de los cientos de miles de viajeros que utilizan cada año las rutas aéreas que conectan a Venezuela con Estados Unidos pues viaja a Miami una vez al año y, al igual que muchos de ellos, teme que en algún momento ya no pueda viajar más al país del norte. Se siente angustiado, frustrado.
«Vamos hacia el camino de que Venezuela se quede aislada y que tengamos que hacer como hacen los cubanos, que se lanzan al mar para que los coman los tiburones para poder llegar a otros países», dijo Rojas desde Miami, adonde viajó por unos días en busca de oportunidades laborales.
La drástica reducción de vuelos directos entre Caracas y las ciudades de Estados Unidos se ha hecho a cuenta gotas pero finalmente ha afectado al flujo de turistas, los negocios y las finanzas de las agencias de viajes, así como a la industria aeronáutica.
American Airlines, la empresa que más vuelos mantenía entre ambos países, recortará a partir del 2 de julio el 80% de las rutas entre Estados Unidos y Venezuela, ante la negativa del gobierno del presidente de Nicolás Maduro de permitirle repatriar unos 750 millones de dólares de ganancias por la venta de boletos en el último año y medio en la nación sudamericana.
De los 48 vuelos semanales que mantenía hasta ahora, la aerolínea sólo dejará diez.
Aunque la medida es efectiva desde el miércoles, las dificultades para conseguir pasajes se sienten desde hace ya varias semanas, de acuerdo con entrevistas realizadas por la AP a viajeros y agencias de turismo, quienes manifestaron su temor a que las cosas se agraven aún más.
Tras 27 años de operar en Venezuela, American Airlines anunció que sólo mantendrá ocho vuelos semanales desde Miami a Caracas y dos vuelos más desde Miami a Maracaibo, con un total de 1.660 asientos. Es decir, es una reducción de más de 9.752 asientos, o el 83%, a la semana.
La medida implica también la eliminación de los viajes desde o con destino a San Juan de Puerto Rico, Nueva York y Dallas.
«Lamentamos tomar esta decisión, pero no podemos ponernos en una posición de suministrar un servicio que no nos están pagando», manifestó a la AP Martha Pantin, portavoz de American Airlines.
Dijo que el gobierno venezolano no ha respondido a las solicitudes de repatriación de ingresos de la aerolínea desde octubre de 2012, con la única excepción de una solicitud realizada en enero de 2014 que fue pagada cuatro meses después.
La Embajada de Venezuela en Washington no respondió las preguntas que la AP le envió en mensajes de correo electrónico. El gobierno de Caracas ha expresado que la suspensión de vuelos se debe a la desviación de rutas por el Mundial de Fútbol y no a la multimillonaria deuda con las aerolíneas.
American Airlines no es la única empresa que ha tomado medidas restrictivas en Venezuela.
Copa Airlines, Aeroméxico, Air France, Lufthansa, Lan Perú, Tam y United Airlines, entre otras, han cambiado su flota de aviones grandes por otros más pequeños para reducir la cantidad de asientos disponibles, han disminuido el porcentaje de pasajes para la compra en Venezuela y han recortado la cantidad de vuelos desde mediados de 2013, de acuerdo con la Asociación Venezolana de Agencias de Viaje y Turismo.
Alitalia y Air Canada, en tanto, han suspendido la totalidad de sus vuelos desde y hacia el país sudamericano.
Estados Unidos es uno de los destinos preferidos de los venezolanos. La mayoría de los turistas viajan a Miami y a Nueva York. Otras aerolíneas que conectan ambos países son Delta Airlines, United Airlines, Santa Bárbara y Avior.
Los viajeros de ambos países, que viajan por placer o negocios, no son los únicos afectados. Las agencias de viajes de Venezuela, que dependen un 80% de la venta de estos boletos, han sufrido enormes consecuencias.
«Esta medida (reducción de vuelos American Airlines) va a agudizar la situación de las agencias de viaje», dijo a la AP Sandra González, portavoz de la Asociación Venezolana de Agencias de Viajes y Turismo. «Vamos a tener la misma demanda, pero con una oferta ínfima. Los venezolanos están empezando a sentirse limitados, imposibilitados de salir del país».
González reveló que desde junio las agencias de Venezuela «no han vendido nada (de pasajes a Estados Unidos), por primera vez», y que han registrado pérdidas económicas.
Las aerolíneas internacionales se han visto afectadas por el control de cambio vigente en Venezuela desde hace 11 años, que las ha obligado a vender sus pasajes en moneda local, el bolívar. Al momento de repatriar esos ingresos han tenido dificultades para convertirlos en dólares.
De acuerdo con la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, Venezuela tiene retenidos unos 4.000 millones de dólares de las aerolíneas.
La Asociación de Líneas Aéreas de Venezuela, que agrupa a más de una veintena de empresas locales e internacionales, dice que el gobierno también se verá afectado por la reducción de vuelos de American ya que no podrá recaudar las tasas aeroportuarias de esos pasajeros, como así tampoco los impuestos correspondientes a las ventas de pasajes.
De hecho, agentes de viaje explicaron a la AP que en las últimas semanas las aerolíneas han bloqueado la compra de pasajes desde Venezuela a Estados Unidos. Quienes viajan, dijeron, han comprado sus pasajes hace meses, o en otros países, como Rojas.
«Lo que deja de ingresar al estado son cantidades muy significativas», dijo Humberto Figuera, presidente de esa organización. «El descuento es enorme».
En 2013, American Airlines recaudó por concepto de IVA 80,3 millones de dólares y en 2014 esa cifra bajaría a 9,7 millones, según previsiones de la Asociación de Líneas Aéreas.
Migdalia Hernández viajó recientemente a Miami desde Caracas para celebrar el primer cumpleaños de su nieta, pero teme que no pueda regresar en octubre cuando su hija dé a luz a su segunda nieta.
«No sabemos qué va a pasar. Tenemos miedo de que sea la última vez que podamos pasar. No consigo pasajes a ningún precio», manifestó la mujer de 57 años, que al menos viaja una vez al año para visitar a sus dos hijas en Miami.