De mucho roce, seguramente defensivo y con mucha tensión. Así se vislumbra el choque entre Bélgica y Estados Unidos el martes por la Copa del Mundo.
Hay mucho en juego. Bélgica no accede a los cuartos de final desde los cuartos de final desde 1986, mientras que Estados Unidos ya superó expectativas al salir vivo de un complicadísimo grupo y ahora procura ir más lejos.
«No hay que conformarse», dijo el técnico de Estados Unidos, Jurgen Klinsmann. «Nadie puede asegurar que hemos alcanzado nuestro máximo».
Estados Unidos sorteó la primera ronda, por delante de Portugal y Ghana, llevándose el segundo lugar del Grupo G, detrás de Alemania.
El que gane el martes se las verá contra Argentina o Suiza en Brasilia, el 5 de julio.
Con la euforia que se ha apoderado de su país, los estadounidenses son conscientes que la atención que genera cada partido representa una oportunidad enorme para impulsar el fútbol en Estados Unidos.
«Queremos conseguir Buenos resultados, por nuestro país, pero es un paso gigante para el crecimiento del fútbol si logramos eliminar a Bélgica», dijo el lateral DaMarcus Beasley.
Dejar fuera a Bélgica no será nada fácil. Los belgas han endosado un solo gol —el cual fue un penal— en tres partidos. Su portero Thibaut Courtois es tal vez en uno de los porteros juveniles más brillantes del momento.
Si bien su capitán Vincent Kompany brilló en los dos partidos que disputó, el zaguero central arrastra una dolencia en la ingle y es duda ante Estados Undios.
«Tendremos que evaluarlo, ver cómo se mueve», dijo el técnico belga Marc Wilmots, añadiendo que su recuperación marcha de acuerdo con los plazos. «No puedo ponerlo jugar si sólo está 80%».
Otro titular y defensor, Thomas Vermaelen, padece una molestia muscular y no será hasta el último minuto que se defina si juega o no.
No son los únicos problemas de lesiones que Wilmots lidia en estos momentos. El lateral derecho Anthony Vanden Borre sufrió una fractura de peroné y Laurent Ciman padece una distensión muscular.
Bélgica ganó su grupo con el ideal de nueve puntos, todos embolsados con victorias con el margen mínimo. Lo suyo es tomar recaudos, evitar cometer errores y sentenciar en los minutos finales. No les importa mucho que su juego no sea tan vistoso.
«Si me ponen a escoger entre ofrecer entretenimiento y despedirme tras la primera base o ganar todos los partidos 1-0 y salir campeones del Mundial, yo prefiero el 1-0», dijo Wilmots. «Soy un realista. No estoy para complacer a la gente en las tribunas».
Y como el ataque de Estados Unidos no es muy letal, pues no hay que ponerse a esperar por muchos goles en Salvador de Bahía.
En los últimos dos partidos, Klinsmann planteó un once titular con cinco volantes y Clint Dempsey como solitario hombre en punta. Jozy Altidore, el principal centrodelantero estadounidense, no ha podido jugar desde que se lesionó el isquiotibial de la pierna izquierda durante el debut ante Ghana.
Este será el primer partido de Estados Unidos ante Bélgica en el Mundial desde que les ganaron 3-0 en la primera edición, en 1930.