“Las partes del cuerpo son muchas, pero el cuerpo es uno; por muchas que sean las partes, todas forman un solo cuerpo. Así también Cristo. Hemos sido bautizados en el único Espíritu para que formáramos un solo cuerpo, ya fuéramos judíos o griegos, esclavos o libres. Y todos hemos bebido el único Espíritu”.
Así lo expresa la primera carta a los Corintios, capítulo 12, desde el versículo 12 al 13; mientras que en el versículo 27 dice: “ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno en su lugar es parte de él”.
En este sentido, la Arquidiócesis de Barquisimeto, se unió al Cuerpo de Cristo, este sábado en la mañana cuando realizó la procesión con Jesús Sacramentado, desde la parroquia Nuestra Señora de Coromoto, en la avenida Libertador, hasta la iglesia Catedral.
En hombros de su pueblo, el Santísimo recorrió parte de la mencionada vía, las avenidas Las Palmas, Andrés Bello y Venezuela. Cantos y oraciones, inspiradas por el Espíritu Santo se hicieron sentir a lo largo de la actividad espiritual que contó con feligreses de toda la ciudad.
Monseñor Antonio López Castillo, arzobispo, resaltó la presencia de Jesús en la hostia sagrada, como fuente viva de esperanza y redención para todos los seres humanos; la procesión contribuye al ambiente de paz que desea promover la Iglesia en nuestro tiempo.
“En Venezuela cabemos todos”
López Castillo, en relación a la polarización que se vive en el país, llamó a la reflexión, en especial, a los cristianos católicos a fin de que sean imitadores del Señor y, en lugar de división u odios, siembren la paz donde quiera que se encuentren.
Dar testimonio, a la luz del Evangelio, dijo, es el consejo que el pastor de la Arquidiócesis brinda a los fieles y ciudadanos en general. Rechaza que en Venezuela, existan discriminaciones por pertenecer a una tolda política u otra, cree que lo más importante es reconocer al otro desde la tolerancia y respeto.
“En Venezuela cabemos todos, no debemos caer en insultos, odios, divisiones. Con la procesión de Jesús Sacramentado, queremos invitar a los demás a unirse al Señor de los milagros, a quien hace posible la verdadera reconciliación”, expresó.
Oración por los enfermos
Ayer, durante la procesión con Jesús Sacramentado un grupo de estudiantes de la Escuela de los Nuevos Ministerios adscrita a la Arquidiócesis de Barquisimeto, intentó ingresar a las instalaciones del Hospital Central Antonio María Pineda para rogar por la salud de los enfermos, sin embargo, no les fue permitido el acceso.
Sin embargo, a pesar de no ingresar a las instalaciones Jesús pasó frente al recinto hospitalario y eso bastó para derramar bendiciones sobre los pacientes y sus familiares. En una sola voz, laicos y clero, elevaron oraciones al Señor para encomendar a los convalecientes.
En sus súplicas, recordaron las sanaciones milagrosas que Jesucristo hizo en favor de los más humildes, de quien necesitaba del auxilio divino. El Evangelio de ayer, precisamente, hacía referencia a la sanación de la suegra de Pedro y del criado del centurión.
“Y al entrar en Cafarnaúm le salió al encuentro un centurión, y le rogaba, diciendo: Señor, un criado mío está postrado en mi casa, paralítico, y padece muchísimo.
Jesús le respondió: Yo iré y lo curaré. Y le replicó el centurión: Señor, no soy yo digno de que tú entres en mi casa; pero mándalo con tu palabra, y quedará curado mi criado.
Pues aun yo, que no soy más que un hombre sujeto a otros, tengo soldados a mi mando, digo al uno: Marcha, y él marcha, y al otro: Ven, y viene; y a mi criado: Haz esto, y lo hace.
Al oír esto Jesús, mostró gran admiración, y dijo a los que le seguían: En verdad os digo que ni aun en medio de Israel he hallado fe tan grande”, Mateo 8, 5-13.
Por último, una vez que llegaron a la iglesia Catedral, monseñor Antonio López Castillo, dio una bendición solemne sobre el pueblo y todos marcharon contentos a sus hogares.
Cada jueves, en la mayoría de los templos, dedican horas santas a Jesús Sacramentado.