“Los comerciantes informales no elegimos la calle como puesto de trabajo, salimos por necesidad, por falta de oportunidades”, comenta una ama de casa que hace cinco años se instaló en las afueras del Hospital Central Antonio María Pineda para vender chucherías.
El tema de la economía informal es de larga data en Barquisimeto. Pese a los intentos de reubicación o desalojo, puestos improvisados toman las calles, especialmente en el centro.
Pero no se trata de la única zona con buhoneros. En la avenida Las Palmas, por los alrededores del Hcamp, decenas de comerciantes tienen su “lugar asegurado”.
Allá se agrupan en un frente de trabajadores, aunque no impera la organización, ni el consenso.
En la transitada calle venden desde productos desaparecidos de los anaqueles, pasando por el papel sanitario y las afeitadoras, hasta comida y ropa.
Según los peatones consultados el desorden y la anarquía tomaron el paso obligado para habitantes del norte de Barquisimeto, además de los pacientes y familiares que acuden al principal centro asistencial de la ciudad.
Indicaron que “imposibilitan el libre tránsito y generan caos”.
En más de una ocasión han recibido notificaciones de desalojo. Sin negarse a desocupar el área, la mayoría hace un llamado a las autoridades para que les garanticen empleo.
“Los voceros del frente nos han dicho que se reunirán con la Alcaldía (de Iribarren) para exponer nuestra situación”, informó una comerciante.
La otra versión
Al otro extremo de la ciudad, en la carrera 15 desde la calle 58 hasta la 60, hay aproximadamente 30 locales en plena isla.
La señora María lleva más de 12 años en el lugar y dice que la actividad informal en la zona es de larga data.
“Somos un punto de referencia en Barquisimeto, pagamos luz y aseo en conjunto y mantenemos el área limpia, cuidada”, aseguró.
A diferencia de los comerciantes del centro y la calle 42, no han recibido notificaciones de desalojo.
“La Alcaldía nos ofreció cambiar los techos. Ellos pagarían la mitad y nosotros lo demás”, anunció.
Alfredo Ramos adelanta un plan de desalojo del Boulevar 20 y la calle 42. No obstante, los informales siguen renuentes.