No hay la menor pretensión en este artículo de hacer una historia de la ética ni de la educación, es simplemente los pininos de un abordaje crítico de la situación de la ética en el contexto actual de la educación. En principio pareciera una necedad y un verdadero ejercicio de tautología hablar de “educación y ética”, ya que si nos referimos a la educación en el sentido de formación para la vida digna, esta conlleva una clara concepción axiológica.
Pero en una sociedad donde lo educativo se pragmatiza (por no decir comercializa) y se hace alusión a la sociedad del conocimiento para describir el crecimiento de las redes informativas, donde se masifican y diversifican los centros escolares (reales y virtuales) sistematizados en un discurso tecno-gerencial con profunda escasez de teoría y filosofía, es urgente asumir posición ante la banalización de la educación y ante un mundo que ve crecer exponencialmente el desarrollo tecnológico pero contradictoriamente con mas desigualdad e injusticia, se hace necesario abordar lo educativo desde una perspectiva ontoepistemológica y axiológica.
Alejarnos de la ética y los principios morales que desde las organizaciones mercantiles trasladan un discurso propio de la economía de mercado a la educación, haciendo referencia a la calidad, a la eficiencia, la competitividad, en un sentido individualista y que se presenta como un discurso objetivo y neutral cuando en realidad representa los principios básico de la ideología de los sectores dominantes. Una ética acontextual, sin crítica ni filosofía, que se comporta como una metafísica. Frente a esta ética manualista es necesario rescatar una ética liberadora; retomando a Freire y Dussel, una ética que rescate lo cotidiano – al decir de Maffesoli y Marturana – una ética no solo del alma y del debe ser sino cuestionadora de lo que ha sido y es la humanidad, una ética de los excluidos, de los marginados, una ética del diálogo, del reconocimiento, de la felicidad, del amor, la solidaridad y la cooperación.
Hemos sido categóricos al acusar al discurso dominante en el uso de las nuevas tecnologías como un discurso y una practica antiescolar, que no pretende transformar la escuela sino abolirla, que en la llamada revolución informática o sociedad del conocimiento priva el sentido mercantil sobre estas tecnologías y la información y este es un sentido contrario a la educación cono formadora de hombres libre y dignos.
Así mismo en el tratamiento de lo gerencial en la educación, no hay la menor duda de que la escuela (desde inicial hasta los niveles superiores en las universidades) es una institución compuesta de procesos, elementos, sistemas recursos materiales, y sobretodo el componente humano y que como toda institución requiere tener cierto orden, normas, planificar, controlar, evaluar, y que persigue lograr la calidad. Por ende, la educación no escapa como institución del proceso gerencial .Pero es necesario insistir que la educación no es una empresa de carácter mercantil, que cumple ante que todo una función social y que el logro de esta función social muchas veces esta reñido con la administración fría, de las empresas con fines lucrativos. Así mismo es necesario señalar que con el uso de los conceptos, categorías, del discurso gerencial se filtran posiciones ideológicas sobre lo que es la educación. Continuará…
Pensar – Etica y calidad educativa (1/2)
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