Antonella López, de 21 años, observa desesperada el papel con el turno 401 que le corresponde para entrar a una conocida firma de ropa española en Caracas que reabrió sus puertas con la nueva temporada tras meses de trabajar en horario reducido y anaqueles vacíos.
«Llegué desde las siete de la mañana y no he podido entrar a ninguna tienda. Y la ropa ni siquiera es para mí, es para mi hijo», dice esta venezolana, madre de un niño de tres años, en medio de empujones de una multitud ante un local de tiendas Zara, en un centro comercial del este de Caracas.
La noticia de la llegada de mercancía corrió como reguero de pólvora entre las redes sociales en Venezuela, cuya sociedad, al amparo del maná petrolero, forjó por décadas una tendencia al consumo compulsivo, apenas morigerada desde la irrupción hace 15 años del gobierno chavista y su «socialismo del siglo XXI».
Circular por el centro comercial este miércoles era difícil por las largas filas en sus pasillos. Gente de todas las edades, mujeres y hombres, esperaban ansiosos que la cola se moviera para acercarse a alguna de las tres tiendas del grupo español Inditex, que desde el martes exhibe en sus vitrinas ropa de última temporada.
Desde finales de 2013, tras una ola de rebajas compulsivas ordenada por el presidente Nicolás Maduro, los establecimientos de Inditex, junto con otras firmas locales y extranjeras, han trabajado con horarios reducidos y con anaqueles prácticamente vacíos.
Tras agotar inventarios, el sector textil y de calzado ha enfrentado distintas dificultades para renovar sus inventarios debido a los mecanismos que han reforzado el control de cambios, vigente en Venezuela desde 2002 y que otorga un virtual monopolio de dólares al Estado, salvo en el ilegal mercado paralelo donde cotiza once veces más caro.
«Por fin nos llegó ropa, pero es demasiada gente la que está llegando. Para evitar desórdenes, hay personal de seguridad que permite el acceso en grupos de cinco o diez personas y se entregaron papeles numerados», comenta a la AFP una empleada de Zara, que pide no ser identificada.
«Los empleados suponemos que el gobierno finalmente vendió los dólares (a la firma) para traer la mercancia», añade la empleada sin dar más detalles.
En abril el presidente Nicolás Maduro se reunió con directivos de sector textil y del calzado con el compromiso de facilitar los trámites para la obtención de dólares y con el compromiso empresarial de cumplir el límite de ganancia de 30% establecido por el gobierno a la par de la ola de rebajas.
«Todo está casi a la mitad (de precio) de como estaba antes, y eso que ya ha subido todo. Me pude comprar muchas cosas», dice sonriente Jocelyn Vázquez, una empleada de 23 años que camina feliz por la calle con su bolsa de la popular firma.
«Reactivación parcial del Grupo Inditex. Es una buena noticia», escribió en Twitter Alfredo Cohen, presidente de la Cámara Venezolana de Centros Comerciales, sector que emplea a 586.000 personas y que ha resultado particulamente golpeado por el deterioro de la economía venezolana, con una inflación anual superior a 60% y una aguda escasez.