El príncipe Felipe ascenderá al trono español el miércoles a la medianoche, pero no habrá ninguna elegante celebración oficial.
La crisis económica y una tasa de desempleo de 25% en España, ya ha hecho que el rey más nuevo de Europa sea relativamente frugal en las ceremonias formales de proclamación que se realizarán el jueves.
Su padre, el rey Juan Carlos, de 76 años, causó enojo cuando se fue a un safari en África en momentos en que muchos españoles pasaban por penurias económicas.
Felipe, de 46 años, parece dispuesto a estar más a tono con los españoles.
No habrá banquete, sólo una recepción con tapas —bocadillos— que los invitados comerán de pie.
Pablo Pérez López, profesor de historia moderna en la Universidad de Navarra, dijo que al mostrar sobriedad en el gasto, los monarcas «muestran un cierto sentido de solidaridad en momentos de dificultad económica».