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@carlosmujica928
Cuando en la palabra hay poesía, no siempre la alberga, la poesía es indescriptible. En un atrevimiento del autor, la sensibilidad se ha vuelto canto para recoger el ineludible choque con el pasado. Es de este modo como la poesía contenida en la palabra asume la musicalidad. El verso se medoliza fundamentado en lo poético y suena con el entusiasmo de las imágenes.
El poeta cantor, Alfonso Jiménez, de mi más entrañable aprecio, con su poemario “Imágenes en los espejos del tiempo”, conmovido por la pureza de la ruralidad de la vida, como es la vida, sin más adornos que sus sentimientos , con su primitiva dulzura, poesía descarnada e inmediata, en la cual las imágenes se compenetran con el tono de la voz almática que las canta en la pronunciación, se desparrama en sentido lírico.
Hay que reconocer en estos versos de Alfonso su entregada musicalidad y estro. Nada en ella estorba; para colocarme en sus palabras, con mi visión, dice el poeta: “trajeada de nube gris, la tarde con su llanto acompaña el canto de la Soisola”. Para el esteta: “el cardón es un viejo cartujo solitario”. La única relación auténtica del hombre con la naturaleza es aquella que se emparenta con sus raíces; “huéspedes alados echan a volar sus trinos y el cartujo entrega a ellos sus rojos dulzores”.
La naturaleza pura y simple, incontaminada es toda cantos, imágenes, murmullos, frescura, suave brisa, inspiración. El poeta descubre en la alegría trínica de las aves que se orquestan en coro, y que el azulejo solista sobre la orquestación coral ejecuta su mágico violín. El arrendajo, el turpial, la paraulata, el diostedé, la guacharaca mezclan sus voces armonizadas melódicamente para acompañarle rítmicamente.
En este sentido, la palabra se libera de la acción disolvente de líricos discursos impregnados de foraneidad, para ser ella como el medio la demanda. Hay por eso en el discurso del poeta, una realidad autónoma y un sentimiento fuertemente apegado a ella.
Hay un grillo capitán en el barquito de papel y como bandera una inquieta mariposa. El barquito transporta un cargamento de sueños y se conduce por un inquieto océano de algún estancado charquito. El pájaro de siete colores será su recipiente. El despacho del poeta cantor agrega a la poesía el color de la plástica de tan cantado pájaro. La vida acaba con la existencia, pero cuando la poesía se mura en la palabra se eterniza; no hay vida que valga.