Quien se casa, casa quiere. Es natural en los proyectos de vida de los jóvenes aspirar a una familia y un hogar. Pero, estadísticamente, es una aspiración inalcanzable en Venezuela.
El Fondo de Ahorro Obligatorio para la Vivienda (FAOV) concede máximo Bs. 350.000 para la compra del inmueble y Bs. 140.000 para autoconstrucción, montos insuficientes, de acuerdo con la presidenta de la Cámara Inmobiliaria en Lara, Shoimey Lau.
Una contratista invierte alrededor de Bs. 800.000 para edificar una casa promedio, según la Cámara Venezolana de la Construcción. Es decir que el financiamiento del Estado cubre menos del 50% .
Si al monto le suman los gastos administrativos y el margen de ganancia de la empresa, el precio del inmueble supera el millón.
“Para los jóvenes es muy difícil, casi imposible adquirir una vivienda, a menos que cuenten con la ayuda de sus familiares. Antes los recién casados optaban por una vivienda modesta, con inicial fraccionada, pero la debacle del sector construcción, la cacería de brujas que aplicó el Gobierno a los privados, los imposibilitó”, comentó Lau.
La crisis habitacional se agudizó en 2009, cuando el Estado aprobó la Resolución 110, la cual prohibió el cobro del Índice de Precios al Consumidor (IPC), agregó.
Paralelamente, se desató la ola de fiscalizaciones a las contratistas, otro desaliento para el sector que continuó en picada.
Según la especialista, hay un déficit de tres millones de viviendas en Venezuela.
Adicionalmente, Lara es el estado con el mayor número de invasiones, otro índice alarmante. “Ni en el vecino Portuguesa, que son oficialistas, están permitidas las invasiones”, agregó.
La posesión ilegal de lotes de terreno deriva en el detrimento de la calidad de vida. Generalmente, explicó Lau, donde hay invasiones aumentan los índices de inseguridad.
Asimismo, consideró que se trata de un punto en contra de los matrimonios jóvenes que desean construir o adquirir en preventa una propiedad. No están exentos de perder la inversión.
“Barquisimeto y Cabudare son los centros más poblados del estado Lara, además son costosas las viviendas, de los precios más altos en el país. El metro cuadrado se calcula entre Bs. 60.000 o Bs. 100.000, depende de la zona”, dijo la titular de la Cámara Inmobiliaria.
Dos salarios mínimos no bastan para optar por un inmueble.
La oferta crediticia en la banca, sea pública o privada, es limitada para los que devengan pocos ingresos. La vocera reiteró que las cuotas mensuales de un préstamo no pueden exceder el 30% del salario base.
En consecuencia, los recién casados estarían condenados a vivir alquilados o en casa de sus padres, señaló.
“Una vivienda hoy día cuesta más de Bs. 950.000, algo que el subsidio no puede pagar”, reiteró.
El simulador de créditos del Banco Nacional de Vivienda y Hábitat (Banavih) arrojó en una consulta en línea que la capacidad máxima de pago para un trabajador con salario mínimo es de Bs. 307.000. El mismo resultado descartó el subsidio que debería aplicar por ley.
Las cuotas mensuales superan los Bs. 1.900 (durante 30 años), por lo tanto, la pareja se “quedaría corta” para costear el resto de los gastos.
También se constató que las parejas que generan dos salarios mínimos solo recibirían Bs. 300.000 de préstamo y 0% de subsidio.
Lau sostuvo que en Barquisimeto o Cabudare, no existen propiedades a esos precios tan bajos, ni siquiera en las zonas populares.
Un apartamento en el sector Macías Mujica, por ejemplo, está valorado en más de Bs. 600.000.
“El Gobierno Nacional ha cometido errores gravísimos en el tema de las viviendas. Tomaron muchas decisiones improvisadas que perjudicaron a la clase media y baja.
La inflación carcome la capacidad de compra del ciudadano. Y las empresas constructoras no pueden competir con ellos”, puntualizó.
Condiciones
En la Gaceta Oficial número 40.735, el Gobierno obliga a la banca a destinar el 20% anual de su cartera crediticia a los préstamos habitacionales.
El 60% de esa cifra estaría destinado a familias con ingresos entre uno y seis salarios mínimos. El otro 40% para grupos con ingresos superiores.
Entre las medidas estatales, también se establece que el metro cuadrado de un inmueble, en el interior del país, no puede costar más de Bs. 8.490.
Es decir que una vivienda de 80 metros cuadrados debería valorarse en Bs. 679.820.
Pero se trata de un precio incierto, de acuerdo con especialistas.
En realidad, el metro cuadrado de una vivienda en centros poblados supera los Bs. 60.000.
El Gobierno también supone que una propiedad de tres pisos costaría cerca de Bs. 900.000, otro precio fuera de lugar si se toma en cuenta el alto costo de los materiales de construcción.
Según Shoimey Lau, el mercado negro del cemento y la cabilla acentúan las dificultades a la hora de encontrar un inmueble.
Además, incrementan el precio final.
Agregó que el Gobierno carece de acciones para acabar con ese déficit.
“Financiamiento estatal es un espejismo”
El titular del Ministerio de Vivienda, Ricardo Molina, anunció a inicios de este año el lanzamiento del programa 0800MiHogar. Se trata de una oferta de financiamiento habitacional para la clase media, el tope crediticio ronda los Bs. 700.000.
“El Gobierno ordena a las contratistas privadas construir 80.000 viviendas este año. ¿Quién las va a construir? Nadie.
Autorizaron a los bancos para otorgar los préstamos pero es inviable hacer una vivienda con menos de Bs. 500.000, como ellos quieren”, dijo Shoimey Lau.
El programa es operado mediante la Gran Misión Vivienda Venezuela.
La adjudicación de casas será a partir de un sorteo.
Sin embargo, en Barquisimeto las opciones son reducidas, advirtió la especialista.
Hay pocos urbanismos en desarrollo y las invasiones a la propiedad privada tampoco contribuyen, añadió.