El mundo gira desde hoy su vista hacia Brasil, tierra que intentará mostrar su “orden y progreso”, bajo el ardoroso calor de su gente y sus contagiosos ritmos, en el rol de anfitriona de la vigésima edición de la Copa del Mundo de la FIFA, 64 años después del recordado Maracanazo y con 32 selecciones en procura del sueño que más pasiones concentra: ganar el partido 64 y convertirse en leyendas, redonda al pie.
Una tensa espera de cuatro años, en la que la ansiedad supone a ratos algarabía y muchas veces lágrimas y tras la que la entrada a la fiesta queda reservada para unos pocos, se acaba hoy para los aficionados al fútbol con la disputa del duelo inaugural entre la selección anfitriona y su similar de Croacia, en juego válido por el grupo A a iniciarse a las 3.30 pm (hora de Venezuela) y precedido por un acto de 25 minutos en el que, con más de 600 bailarines como imponente compañía, se cantará “We are One” (Somos Uno) en el estadio Arena de Sao Paulo.
Neymar busca consagrarse como profeta en su tierra, Messi quiere ser más grande vestido de albiceleste y Cristiano Ronaldo imponerse como estrella en nombre de sus colores. El campeón, España, quiere retener la copa que alzó en Sudáfrica y sudamericanos como Uruguay y Colombia -cómo no- hacerse respetar en su ambiente. Históricos candidatos de Europa -Italia, Alemania, Holanda, Inglaterra, Francia y Uruguay- vienen a mostrar sus credenciales. Que hable la pelota.