Casi desnuda bajo una túnica de fina y traslúcida malla con miles de cristales, la cantante pop Rihanna fue coronada el lunes en la noche por la élite de la moda neoyorquina como ícono «fashion» del año, celebrando su gusto y, sobre todo, su audacia.
Desde su llegada a la alfombra roja de los Premios CFDA (Consejo de Diseñadores de Moda de Estados Unidos), en el Lincoln Center, templo oficial de la moda en Nueva York, la estrella pop no decepcionó y causó sensación, aclamada como una reina por la multitud y los fotógrafos muy inspirados por su provocativo atuendo.
El brillo de los 200.000 cristales Swarovski incrustados en su traslúcido vestido, creación de Adam Selam -un fiel en el guardarropas de la cantante- apenas disimulaba sus pechos y nalgas.
La muy influyente editora de la revista Vogue, Ann Wintour, entregó el premio a la artista de 26 años, originaria de Barbados.
Otro galardonado de la noche fue el pequeño genio de origen francés y sino-estadounidense Joseph Altuzarra, quien confirmó su estatus de estrella en ascenso de la moda neoyorquina al ganar el premio de creador de ropa femenina del año.
El equipo formado por Dao-Yi Chow y Maxwell Osborne, al frente de Public School, una grifa urbana que marca tendencia con el «streetwear», se hicieron con el galardón para los creadores de ropa masculina, mientras que las pioneras del boho-chic, las gemelas Ashley Mary-Kate Olsen, obtuvieron el premio a la creación de accesorios.
Asimismo, Bethann Ardison, infatigable militante por la visibilidad de las minorías en las pasarelas, recibió un premio honorífico, así como el estadounidense Tom Ford por su trayectoria.