La tragedia más grande que puede estar viviendo un ser humano arrepentido, es descubrir que por una falta cometida no tenga perdón ni salvación. Si es que de verdad hay arrepentimiento de corazón en su alma. No como el traidor Judas, quien solo tenía un gran frustración. Y muy distinto al arrepentimiento del impetuoso Pedro que también lo traicionó al negarlo. Y, que aún siendo perdonado, no lo sienta, por lo cual vive una vida de permanente tortura mental. Feliz el enemigo de Dios que aquel, que le faltó a su esposa y a sus hijos. Que engañó a un amigo y frustró la confianza dada, que cometió un costoso error, se sienta solo, triste y abatido de dolor.
Afortunadamente no todo está perdido. Por cuanto nuestro maravilloso Dios desde el principio, por el gran amor que tuvo y tiene por sus criaturas, dispuso perdonar la triste trasgresión a aquel que con sinceridad se arrepienta. Y es el santuario terrenal, copia del Santuario Celestial, el instrumento divino nacido en la mente de Dios, que conduce al hombre pecador a encontrarse con el perdón y alcanzar la paz que busca desesperadamente. Es por ello, que el adversario levanta hombres religiosos que minimizan o tergiversan la existencia y la importancia del Santuario.
Por esa razón vamos en forma decidida al Árbitro divino, pues es Él quien aclara toda duda. Dios es su creador. . «Y me harán un Santuario, y habitaré entre ellos.»Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño de la Morada y de sus utensilios, así lo haréis».Ex.25:8,9. Allí aprendemos, que es la vida de un inocente lo que cuesta el perdón de nuestros pecados. Allí iba el pecador con su ofrenda para recibir el perdón. Podemos imaginar la belleza del Edén antes de la caída. Todo perfecto, apacible y hermoso. Sin manchas de perversidad ni maldad. Nunca pensaron Adán y Eva que tendrían que pasar por el horror de participar de la muerte de un animalito puro e inocente. Ver la sangre correr entre sus manos y presenciar la ominosa muerte por primera vez. Aquel espectáculo debe haber sido espantoso a los ojos de la pareja edénica. Pero, era el precio que tenían que pagar por la conducta desviada, por la terca desobediencia.
Sin embargo, el santuario terrenal, que desaparece como un lugar de sacrificios de animales, con la muerte de Jesús en la cruz, su objetivo era mostrarnos claramente la existencia del verdadero: El Santuario Celestial. Y la negación de este, solo tiene un propósito, invalidar el hecho de que allí se está llevando actualmente el juicio pre-advenimiento. Es por ello, que el enemigo de las almas, el que engaña y confunde a todo el mundo, el que pecó desde el principio, se ha encargado de entretener a la humanidad. Enredarla con tradiciones y subterfugios espirituales para invalidar su existencia y así apartar al pecador del perdón. Para que no pueda encontrar el camino de obediencia y Salvación y se pierda. .¡Hasta el próximo martes Dios mediante! [email protected]