Deseosos de poder decidir un cambio de régimen pero conscientes del papel político y diplomático de la monarquía, los jóvenes españoles, muy duramente golpeados por el desempleo, dudaban este martes de la perpetuidad de la Corona española bajo el futuro rey Felipe VI.
Ni gritos de revolución ni las banderas republicanas agitadas la víspera por miles de manifestantes: en las universidades, ante una oficina de desempleo o en el barrio de negocios de Madrid, el ambiente era sereno un día después de la abdicación del rey.
Pero en un país donde el apoyo a la monarquía es históricamente volátil, numerosos jóvenes expresaban su descontento.
«La monarquía ahora mismo no tiene nada que ver con la gente joven. No pinta nada ahora mismo, sólo son gastos», lanzaba Bettina Fajardo, administrativa de 32 años ahora desocupada, saliendo de una oficina de empleo.
Sumida en la crisis desde 2008, España tiene un desempleo de casi 26%, que golpea especialmente a los jóvenes: uno de cada dos no encuentra trabajo.
Apreciado durante años por su papel clave en la transición democrática tras la dictadura franquista (1939-1975), el rey Juan Carlos, de 76 años, vio su popularidad desplomarse envuelta en escándalos como un viaje para cazar elefantes en 2012 o la imputación de su hija Cristina y su yerno, Iñaki Urdangarin, en un caso de corrupción.
«Se debería preguntar a las personas lo que piensan porque creo que la mayoría preferiría república después de los líos que ha montado aquí la Corona», afirmaba Aída Martín, estudiante de enfermería de 20 años que distribuía su currículum en busca de un empleo de verano.
Un mayoría republicana
Sólo 49,9% de los españoles apoyaban la monarquía en un sondeo publicado en enero, un mínimo histórico.
Y entre los menores de 35 años, que no conocieron ni la dictadura ni la transición, una mayoría «se declaraba republicana» en una encuesta publicada a principios de mayo por el diario de centro izquierda El País.
En este contexto, devolver el prestigio a la monarquía «no es una tarea fácil cuando la mayoría de los jóvenes consideran a la institución como algo caduco y desconectado de un mundo en el que la meritocracia es la forma de alcanzar altos niveles de responsabilidad», subraya el periódico El Mundo, de centro derecha.
Merecerse el puesto: es lo que muchos desean del príncipe Felipe, de 46 años.
«Por una parte Felipe está bien preparado para hacer lo que tiene que hacer», reconocía Julián Lázaro, de 23 años, de camino a la facultad de farmacia en la universidad pública Complutense de Madrid. «No estoy ni a favor ni en contra, simplemente creo que la gente tiene que decidir. Y luego, si sale república y quieren elegir a Felipe como nuestro presidente de la república, me parecería muy bien», concluía.
En una España en crisis, enfrentada a tensiones separatistas en Cataluña y País Vasco, otros subrayaban sin embargo la importancia de mantener la «estabilidad» actual.
«Ahora mismo lo que vendría bien es estabilidad, que entrase Felipe y que la economía mejore un poquito», consideraba Juan Ortiz, estudiante de aeronáutica de 19 años.
Pese a los escándalos, Juan Carlos, figura «apolítica», jugó un papel importante también para la economía del país, piensa Alejandro González, de 28 años, empleado de la construcción que viaja a menudo al Golfo Pérsico, donde el rey es conocido por mantener excelentes relaciones con las monarquías locales.
«Ahora mismo, que estamos en crisis de las empresas españolas, abre muchas puertas» a contratos en la región, afirmaba frente a su edificio de oficinas.
Realista, Rocío Roca, estudiante de publicidad de 21 años en la universidad privada católica CEU San Pablo, piensa que «ahora no va a haber un referéndum». Pero «tanto hablar de democracia, creo que un jefe de Estado deberíamos poder elegirlo», agregaba mientras revisaba sus notas antes de un examen.
«Soy consciente de que Felipe va a reinar pero espero que sea durante pocos años», concluía.