El manejo del gasto público y la orientación de la política económica, en ese orden que es el real, se han justificado en el discurso oficial sobre la base de la equidad social. “Hemos disminuido la pobreza” es el argumento. Hay escasez porque “más gente come”; la inflación “no afecta a los pobres que compran en Mercal”; la salud, la vivienda y la educación, ya “no son una mercancía”. El índice de Ginni y la FAO parecían dar la razón al alegato. Ahora aparece el INE, oficial y oficialista, cuyo director ha sido un espadachín en defensa de los logros sociales y económicos del proceso, y lanza el balde de agua fría. La pobreza extrema aumenta en Venezuela. Es el 9.8% del total de la población, en el vecindario de los tres millones de personas. De esos, 737.364 cayeron en el nivel de los que no tienen ni para la canasta alimentaria.
Con los niveles de ingreso petrolero que hemos tenido, es injustificable. A 15 años de revolución, es un fracaso dramático. A un año de Presidencia de Nicolás Maduro, es un problema político mayor.
Huelga de hambre
Lo más doloroso de la huelga de hambre del comisario Iván Simonovis es que pudo evitarse. Ojalá que se evite un trágico desenlace.
En el diálogo político iniciado el 10 de abril, y en sus reuniones preparatorias, la cuestión se planteó como un gesto de buena voluntad. Parecía cercana la decisión favorable al cumplirse el camino propuesto. De pronto, la puerta se cerró. Pero no era la primera vez que esa posibilidad se ventilaba.
En abril de 2012 se solicitó al tribunal de la causa una medida alternativa de trabajo, al cumplirse un cuarto de la pena. En octubre de ese año, voceros del gobierno le prometieron en privado su liberación, lo cual parecía acercarse en diciembre, por ofrecimientos concretos de muy altos funcionarios. José Vicente Rangel abogó públicamente por la liberación de Simonovis.
En febrero de 2013, 8 años y 6 meses preso, tras exámenes médicos su hija pidió medida humanitaria al entonces Vicepresidente Maduro. En noviembre se ofreció a la esposa del comisario una medida para diciembre, después de las municipales. De nuevo, todo indicaba que la decisión era inminente.
Cada día en la cárcel, dice Simonovis, “se ha transformado en una montaña rusa de ansiedad”.
4F, de la conmemoración a la iranía
El 4 de febrero de este año, en el Museo Militar de La Planicie, rebautizado Cuartel de la Montaña, celebró el gobierno el 22 aniversario del 4F. Los beneficiarios civiles y militares de aquella, la epopeya auroral del “socialismo bolivariano”, hicieron un acto político solemne de conmemoración. Pero, transcurrido el tiempo, no todos recuerdan la fecha de igual modo.
El martes 27 de mayo una protesta llegó a las puertas de Miraflores. El estricto cerco de seguridad fue traspasado por militares participantes en la asonada del 4 de Febrero de 1992. Exigen que se les haga justicia. Que se cumpla un decreto del Presidente Chávez en 2012 y mejoren sus condiciones económicas. Están, como se dice en criollo llano, pelando. A otros insurgentes, como Cabello, Carreño, Isea y Chacón se les acordó pensión del 100%.
Fueron disueltos con bombas lacrimógenas y catorce de ellos fueron detenidos y llevados al CORE 5 de la Guardia Nacional. Hay heridos. “Temen –dice la información de prensa- que se les acuse de rebelión y traición a la patria, o de estar manipulados por la oposición”.
Para el jueves 29 se acordó una reunión en el Batallón Caracas, con el Director de RRHH de Min.Defensa, Gral. Rodríguez Rabán. No había entendimiento todavía. El Alferez de Navío ® Américo Gutiérrez, uno de los detenidos, sería presentado a los tribunales.