Padecer de una enfermedad crónica siempre trae sus dificultades, la vida del paciente se reajusta a su nueva condición, para la cual tendrá que tomar en cuenta tratamientos y actividades que le permitirán extender su expectativa de vida. Sin embargo en Venezuela la situación se complica aún más.
Para los pacientes con insuficiencia renal se ha vuelto prácticamente una odisea realizarse sus diálisis y consumir los medicamentos necesarios para poder mantener su salud.
Tanto la vitamina B12 así como el calcio han desaparecido del mercado, al igual que los medicamentos para la hipertensión y la diabetes, ambas condiciones que van degenerando al paciente y pueden llevarlo a padecer una insuficiencia renal, condición que requiere diálisis semanales hasta que puedan ser trasplantados o por el resto de su vida.
Aunado a ello, las unidades de diálisis se van quedando sin equipos, debido a la falta de mantenimiento y escasez de repuestos, situaciones generadas ante la falta de dólares para la importación de los mismos.
En algunas unidades de diálisis contaba con dos áreas: una para tratar a los pacientes con patologías infecciosas como la hepatitis y otra para los pacientes sanos, atención que se ha perdido por la alta demanda. “En ocasiones los pacientes han tenido que recibir las diálisis en las máquinas de las patologías, corriendo el riesgo de ser contaminado y si está en lista de espera, puede que no sea trasplantado.
Para Daniel Colmenárez, presidente de la Fundación de Amigos del Paciente Renal (Fundaprel), la situación no es fácil. “Tenemos unidades que tenían 12 máquinas y actualmente sólo funcionan seis. Se han disminuido las horas de diálisis lo cual complica las condiciones de los pacientes, quien ve su estado de salud deteriorado”.
Según el Manual Merck de Información Médica para el Hogar, la diálisis es el proceso artificial mediante el cual se extraen los productos de desecho y el exceso de agua del organismo. Este proceso es necesario cuando los riñones no funcionan correctamente.
En Lara tienen registrados alrededor de 1.500 pacientes y funcionan ocho unidades de diálisis; todas en la capital Barquisimeto, de manera que los pacientes que viven en los municipios foráneos deben trasladarse tres veces por semana para la realización de su tratamiento, con recorridos de hasta cinco horas.
“El 40% de los pacientes renales pertenece a los municipios foráneos. Es necesario la apertura de nuevos centros de diálisis para atender a esta población, una lucha que hemos emprendido desde hace años y aún no se han encontrado respuestas”.
Aunque se tiene como opción la hemodiálisis, este tratamiento resulta muy costoso para la mayoría de los pacientes, además requieren de un espacio especial en sus hogares con sistema higiénico necesario, condiciones con las cuales no todos pueden cumplir.
Las alcaldías han prestado su colaboración para el traslado de los pacientes, pero el transporte es limitado y no alcanza para los 200 pacientes de estas comunidades lejanas.
“Lo ideal es tener una unidad de diálisis por municipio, pero el costo de mantenimiento es elevado. Los filtros y líquidos para el tratamiento son importados. De no ser porque el Seguro Social los surte no podríamos costear las diálisis que tendrían un costo de 4 mil bolívares sólo para los insumos”.
Con la nueva Ley de Donación de Trasplante de órganos, se amplió la cantidad de donantes, pero para el estado Lara constituyó un nuevo reto: activar la unidad de trasplantes, cerrada hace ya 20 años.
A ello se suma la falta de especialistas en trasplantes en el país, que hoy en día llegan apenas a 15. La mayoría de estas intervenciones se realizan en Caracas, en el Hospital Militar, el Pérez Carreño, Hospital Universitario, en el JJ de los Ríos y en tres clínicas privadas. Tanto las Fuerzas Militares como las empresas de transporte aéreo no cumplen con el traslado de los pacientes seleccionados para el trasplante hasta la capital de manera rápida y efectiva, una condición que está estipulada en la mencionada ley.
La lista de espera para un trasplante de riñón alcanza los 3 mil pacientes y la crisis hospitalaria tampoco permite realizar las intervenciones como son debidas.
Además, todo paciente antes de pasar a una lista de trasplante renal debe aprobar una serie de pruebas, que le permitan a los especialistas en el área determinar qué tan exitoso será el procedimiento quirúrgico. Estos exámenes preliminares contribuyen a que el diagnóstico sea claro respecto al estado real del enfermo antes de la intervención.
Para finales del 2013, el Sistema de Procura de Órganos y Tejidos (SPOT) entró en crisis, lo cual trajo como consecuencia que entre noviembre y diciembre se perdieran aproximadamente 30 órganos, debido a que los médicos especializados en realizar el procedimiento, evaluaban al paciente donante y cuando iban a llegar al proceso de extracción no tenían recursos para el traslado, faltaba el líquido para mantener el órgano apto para el trasplante.
Trasplante de órganos, una opción
Según cifras de la Organización Nacional de Trasplantes de Venezuela (ONTV), la tasa de donación debería ser de 7 por cada millón de habitantes.
La entrada en vigencia de la Ley de Donación y Trasplante de Órganos, Tejidos y Células, con una modificación que contempla la donación por defecto, espera aumentar la tasa de donación en 15 o 20%. Aunque esta no es la única acción que debe tomarse para mejorar el servicio en el país.
La promulgación de la ley también apuesta por reducir los dos años y medio de espera para los pacientes que necesitan un trasplante para poder sobrevivir.