La Copa del Mundo es fugaz. Y a este, el inminente Mundial de Brasil, tres selecciones sudamericanas llegan con sus máximas figuras afectadas por inoportunas lesiones en la rodilla.
Tras pasar por el quirófano, al colombiano Radamel Falcao García, el chileno Arturo Vidal y el uruguayo Luis Suárez no les queda otra alternativa que acelerar lo suficiente sus respectivas recuperaciones si quieren brillar en Brasil.
Aunque sus casos y tiempos varían, las estrellas del Mónaco, Juventus y Liverpool coinciden en que se pusieron de inmediato en manos de renombrados especialistas, se operaron afanosamente y, a dos semanas del inicio del campeonato, no están ni recuperados ni descartados.
Si al final tienen el alta médica, la disyuntiva de sus técnicos renueva una vieja pregunta: ¿vale la pena correr el riesgo de acelerar los plazos para llevar a un jugador que no está en plenitud física a un torneo tan exigente como un Mundial?
La del ‘Tigre’ Falcao, que ya entrena con Colombia en Buenos Aires, es la carrera de más largo aliento. Se rompió el ligamento cruzado de la rodilla izquierda en enero, una de las lesiones más complicadas para un futbolista. Normalmente tarda un mínimo de seis meses, pero Falcao tendría que estar jugando en menos de cinco.
En el caso de Vidal, que se operó a cinco semanas del debut de Chile por una molestia del menisco de la rodilla derecha, se recomiendan de dos a tres meses y estaría regresando en poco más de uno.
Y Suárez, que se resintió también del menisco cuando ya entrenaba con Uruguay, fue al quirófano el 22 de mayo y tendría entre 15 y 20 días de baja, con lo que llegaría muy justo para el primer partido de la Celeste.
«Aquí entran muchos factores; hay que ver qué representa ese jugador para tu selección, qué te puede dar, no sólo en la cancha sino también fuera de ella con los demás compañeros», dijo a The Associated Press Jared Borgetti, comentarista de ESPN y ex delantero de la selección mexicana. «Este jugador que va a llegar lesionado físicamente a lo mejor no está 100%, o no va a estar para 90 minutos, pero te puede inyectar algo más».
«Son jugadores que ya la calidad la tienen demostrada», enfatiza el máximo anotador histórico de la selección mexicana. «Hay una repercusión para el rival, que dice ‘a ver, estamos jugando contra Colombia, a lo mejor Falcao no está al 100%, pero el olfato goleador no se le va’. La presencia que él tiene dentro del rival, esa no cambia».
Borgetti, quien jugó con el ‘Tri’ los Mundiales de 2002 y 2006, sabe lo que es lidiar con una lesión inoportuna. En Alemania, cuando llegaba con más experiencia y confianza, sintió un «jalón» en la pierna en el primer partido. Se perdió los dos siguientes pero volvió a jugar en octavos de final, donde México cayó eliminado ante Argentina. Cuenta que esas situaciones se hablan con los técnicos, y que en su caso lo platicaron y decidieron que saldría del campo cuando faltara media hora. «El técnico ya sabía que yo le iba a dar en 60 minutos lo mejor de mí, pero a lo mejor no los 90 porque físicamente no iba a estar».
La historia de los Mundiales está salpicada de futbolistas que jugaron entre algodones, o que aceleraron su puesta a punto. En el 2002, pocos apostaban por la delantera de Brasil, en la que Ronaldo llegaba mermado después de dos graves lesiones de rodilla que lo tuvieron parado casi dos temporadas.
«El Inter no fue capaz de poner en forma a Ronaldo y Barcelona fue incapaz de tener a Rivaldo en forma, pero los métodos de preparación física de Brasil eran superiores», comentó a AP Tim Vickery, columnista de la BBC especializado en el fútbol sudamericano. «Brasil se las arregló para tener a ambos en forma y listos, y sin duda fueron los mejores jugadores en esa Copa del Mundo».
Quizá el ejemplo más singular es el de Franco Baresi en 1994. El capitán de Italia se rompió el menisco en la primera ronda y se sometió a una cirugía que lo descartó para todo el torneo, a excepción de una hipotética final. Su equipo avanzó, y regresó para ser titular en el partido definitivo contra Brasil, en el que lideró la defensa azzurra contra nada más y nada menos que Bebeto y Romario. Tuvo un desempeño impecable, aunque Italia perdió en penales y él desperdició su cobro.
«Baresi demostró que es posible usar a un jugador lesionado en las etapas finales», asegura Vickery, quien recuerda que el torneo de Estados Unidos se jugó en un calor extremo, como el que se espera en Brasil, y que al final los jugadores estaban realmente exhaustos.
«Vidal o Falcao pueden ser útiles en las etapas finales, cuando podrían tener una ventaja física» al estar menos fatigados, opina.
Los riesgos existen, y no todos los antecedentes son tan prometedores. El español Fernando Torres aceleró su recuperación de una operación de rodilla para llegar muy justo al Mundial de Sudáfrica, y el brasileño Kaká lo jugó con molestias musculares y de rodilla. Después arrastraron problemas físicos y muchos piensan que nunca volvieron a ser los mismos.
Con todo, el ‘Niño’ Torres, que tuvo un torneo discreto en el que no marcó goles, pero ganó la final, ha dicho que fue una decisión acertada. «He tenido la suerte de formar parte del equipo que ha sido campeón del mundo. Quizá en otros muchos aspectos fui muy rápido, pero no me arrepiento, lo volvería a hacer igual. Poder tener la oportunidad de levantar la Copa del Mundo es algo que merece todo tipo de sacrificios».
Con el Mundial a la vuelta de la esquina, ya hay varios nombres ilustres que definitivamente se perderán el torneo por lesión, como el volante chileno Matías Fernández (tobillo) el atacante inglés Theo Walcott (rodilla), el portero español Víctor Valdés (rodilla), el delantero belga Christian Benteke (tendón de Aquiles), los mediocampistas holandeses Kevin Strootman (rodilla) y Rafael van der Vaart (pantorrilla) o los costarricenses Bryan Oviedo (tibia y peroné) y Alvaro Saborío (pie).
Falcao, Vidal y Suárez trabajan contrarreloj para no sumarse a esa lista. Los tres fueron incluidos en la preselección de sus respectivos países, y el lunes es la fecha límite que tienen los técnicos para definir sus 23 elegidos.
Pero incluso si llegan al Mundial, es probable que se pierdan el debut de sus selecciones, algo especialmente sensible en los casos de Uruguay y Chile, que se juegan su pase en dos llaves complicadísimas. La Celeste es cabeza de un inédito grupo con tres campeones del mundo, que comparte con Costa Rica, Italia e Inglaterra, mientras Chile se debe medir, aparte de Australia, con los dos finalistas Sudáfrica 2010: España y Holanda. Colombia, por su parte, enfrenta a Grecia, Costa de Marfil y Japón.
Por el tiempo que lleva inactivo, la presencia del ‘Tigre’ es la más incierta, y el propio colombiano reconoce que el tiempo se le escapa. «Llegar al cien por cien futbolísticamente va a ser imposible, porque me faltan horas de fútbol competitivo. Para resumir, si tengo buenas sensaciones, iré. Si veo que no estoy seguro y no voy a aportar nada, seré sensato y no iré», dijo recientemente al diario deportivo Marca.
«Podría ser importante como substituto, yo imaginaría que él aceptaría ser suplente; los últimos 20 minutos, Colombia necesita un gol, Falcao García ingresa, hay miedo en la defensa rival, quizá incluso más espacio para otros jugadores colombianos. Pienso que podría jugar un papel importante en ese sentido», comenta Vickery.
Aunque, acto seguido, advierte: «Los atletas necesitan ser protegidos de su propio deseo de jugar. Al igual que en el boxeo, tienes que tener médicos competentes para detener a los boxeadores cuando la pelea se está convirtiendo en un riesgo para su propia salud. los especialistas tienen que tomar esa decisión».