Qué nos queda

Definitivamente el llamado diálogo entre el gobierno y la oposición ha quedado roto y no debe esta última rogar que se restablezca. El gobierno se salió con la suya: buscaba ganar tiempo. Sólo que habría que preguntarse: tiempo para qué. En efecto, el gobierno se encuentra enredado, internacionalmente desprestigiado, con la economía en bancarrota, las protestas ya no son solo de estudiantes, ahora las encontramos en los hospitales, en los barrios y se le prohíbe a los empleados públicos que soliciten mejoras a sus situaciones.
Ojalá que aun podamos encontrar una solución pacífica al conflicto que atravesamos. Por culpa del gobierno y del propio Secretario General de la OEA, José Miguel Insulzala mediación de esta organización no se produjo.Las partes aceptaron los buenos oficios de los Cancilleres de Ecuador, Colombia y Brasil, que en el caso de los dos primeros era inaceptable, pues el Presidente Correa en Estados Unidos había expresado públicamente su apoyo a Maduro y el gobierno colombiano es evidente que juega a que los venezolanos sigan divididos porque eso le produce beneficios de diversa índole.
Cuando hablamos de mediación, buenos oficios y hasta de conciliación, lo que hacemos es trasladar análogamente  figuras del Derecho Internacional Público, a través de las cuales los Estados resuelven de manera pacífica sus controversias a la situación interna venezolana.
La situación venezolana es tan grave que para restablecer el llamado diálogo los mediadores deben ser dotados de la posibilidad de imponer soluciones y las partes deben comprometerse de antemano a aceptarlas. Solo existen tres posibles mediadores: el Papa Francisco, las Naciones Unidas o un grupo de ex presidentes hispanoamericanos que pueden ser Felipe González,  José Ignacio Lula Da Silva, Oscar Arias,  Julio María Sanguinetti,  Ricardo Lago, Leonel Fernández, Hipólito Mejía, Luis Rodríguez Zapatero, José María Aznar, entre otros.
Dado que los buenos oficios y la mediación no han sido lo suficientemente efectivos, el grupo de los ex presidentes pudiera convertirse en una Comisión Conciliadora que proponga soluciones. Gobierno y Oposición escogerían cada uno dos nombres de entre estos dos mandatarios y pudiéramos dejar que el Secretario de Estado del Vaticano, Mons. Parolin, o quien él designe  el quinto miembro.
La oposición se mostró en comienzo generosa al no exigir de antemano condiciones para el diálogo. El gobierno desde el comienzo desechó  la negociación. Muy claramente Maduro en varias oportunidades calificó las propuestas de la oposición como inaceptables y dijo que no había negociación alguna.
Mientras tanto Venezuela y los venezolanos se encuentran transitando los peores días de su historia. Estamos a un paso de la recesión. Venezuela aparece en todos los índices económicos mundiales como el peor país para invertir. Las propias cifras del Banco Central de Venezuela son desconsoladoras. Más de nueve millones de venezolanos están en pobreza crítica, pero no puede pedírsele a los pobres en los barrios que salgan. Al igual que en Cuba los llamados colectivos los tienen amenazados. Es la clase media la llamada a salvar la patria.