La sorpresa de las elecciones europeas en España se llama Podemos, una heterogénea fuerza política de izquierdas con un programa similar al de los movimientos de América Latina inspirados en el difunto líder venezolano Hugo Chávez.
El mordisco electoral de esta plataforma heredera de los llamados «indignados» dio el domingo fue realmente espectacular. Más de 1,2 millones de votos, casi el 8% del total, para convertirse en la cuarta fuerza política del país y enviar cinco diputados al Parlamento europeo de los 54 que aporta España.
Ni en sus mejores sueños Podemos imaginaba un resultado semejante. Si se extrapolara el escrutinio al sistema de recuento de las elecciones generales al Parlamento español, con circunscripciones diferentes al de las europeas, Podemos obtendría 19 escaños.
«No hemos nacido para ser una fuerza testimonial, sino para tratar, junto con otra gente, de cambiar este país», dijo el lunes su exultante líder Pablo Iglesias, de 35 años.
Podemos se gestó en la universidad. Es un partido joven, netamente de izquierdas, republicano, antimilitarista, pero no antisistema. Su programa es un espejo del llamado nuevo socialismo de países como Venezuela, muy defendidos por sus principales líderes. El grupo político nació de un manifiesto ciudadano en el que se pedía, entre otras cosas, la nacionalización y socialización de las empresas energéticas, así como el impago de la deuda pública considerada ilegítima.
Juan Carlos Monedero es un politólogo de la Universidad Complutense de Madrid. Durante algunos años asesoró al gobierno de Hugo Chávez y hoy es uno de los fundadores de Podemos. Monedero dijo en 2013, cuando Podemos era solo una idea, que los países «chavistas» ya respondieron a las recetas de austeridad que el Fondo Monetario Internacional aplica ahora en Europa.
En su opinión, el camino que enseñaba la nueva izquierda latinoamericana era el de las urnas y no el de una revolución estilo Cuba.
«El ejemplo venezolano nos puede servir como piedra de toque, como contraste», dijo Monedero. «Todos los elementos que estamos viviendo aquí (España), los vivieron ellos (América Latina) en los años 80 y 90, y salieron».
«La conclusión es que al ser dos procesos similares tenemos que entender cuáles fueron las claves que llevaron a esos pueblos a enfrentarse con la marginación y con la miseria que conllevaba el modelo neoliberal», añadió.
El pasado enero, los impulsores de la plataforma se reunieron en el Teatro del Barrio, una pequeña sala en el barrio madrileño multicultural de Lavapiés. Las expectativas del acto desbordaron a los organizadores.
Centenares de asistentes colapsaron un teatro con aforo para apenas 60 personas. La mayoría era gente joven, estudiantes, miembros de plataformas de izquierdas. Muchos de ellos representaban parte de aquel movimiento de jóvenes indignados que tomó las calles el 15 de mayo del 2011.
Pero esos indignados se cansaron de protestar en la calle, porque, decían, nada cambiaba y lanzaron el partido. Iglesias, también politólogo y profesor de la Complutense, aceptó el reto de liderar la candidatura.
Conocido popularmente como vehemente polemista en programas políticos de televisión, Iglesias, con larga melena y aspecto informal, ha captado un voto de mucho descontento, en un país con más de un 45% de desempleo juvenil.
La campaña de Podemos ha sido autofinanciada, transparente, con una intensa actividad en las redes sociales de voluntarios comprometidos.
Todavía es pronto para medir el efecto de Podemos, teniendo en cuenta que la abstención fue del 55%. No se sabe si la plataforma seguirá andando sola o se integrará de alguna forma en su espacio ideológico natural, que lidera la formación Izquierda Unida.
En cualquier caso, Iglesias ya ha dicho que está dispuesto a presentarse a las elecciones generales del 2015. Podemos dice haber llegado para quedarse.
«Abrimos un nuevo ciclo político en este país», aseguró Iglesias. «Soñábamos con cambiar las cosas y lo estamos haciendo realidad. El camino es largo».