Laura Guevara: “La música es mi río principal”

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Laura Guevara tiene una voz poderosa. La acompaña con un cuatro o una guitarra, una gran sonrisa y las ganas que se le desbordan por hacer lo que ama. Talento por demás y la sensibilidad artístico-social de una muchacha de 27 años que sueña con un mundo donde la cultura tenga más presencia, por ello, se encuentra dando los detalles finales a lo que será su primer álbum de estudio

Laura Guevara canta y no puedes parar de escucharla. Su voz afinada, dulce pero contundente, la hace una maravilla para descubrir. Su primer disco “En Vivo”, que no fue un álbum de estudio sino la grabación de un concierto organizado por la revista La Dosis, le permitió darse a conocer y también participar en el festival de música alternativa Virgen Fest de Lecherías.

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“Fue un hijo que no sabía que iba a nacer (risas)…. Nos invitaron a tocar en el Virgen Fest y tenían como requisito tener un material en físico. Nosotros no teníamos, estábamos empezando a grabar el disco de estudio. Juan Carlos Ballesta me dijo que la grabación del concierto en el Primer Festival de Cantautores generación siglo XXI en el auditorio del BOD en La Castellana organizado por La Dosis había quedado muy buena y que me podía dar el material, eso hicimos y sacamos el disco. Ha sido un experimento muy bonito. Fue quizás un poco arriesgado por todo lo que implica una grabación en vivo, hay demasiadas cosas que pueden salir mal, uno puede desafinarse, emocionarse, acelerarse, pero bueno, lo sacamos y yo me siento muy contenta. Ya mi música está en la calle gracias a este disco”.

La chica singular y suave parece moverse delicadamente entre sus fieles seguidores y sus pasiones. Hace música, compone, pinta, dirige proyectos audiovisuales y además está vinculada a las causas sociales. Si algún día se la consigue en el metro de Caracas cantando y tocando su cuatro, algo como: “pélenme el diente, ¡anda! pélenme el diente, si me pelan los dientes todos seremos más fuertes” no se extrañe, ella y sus amigos de Músicos en la Calle (movimiento que surgió para crear consciencia a través del arte) hacen de cualquier rincón el lugar ideal para sacar sonrisas, dialogar y generar, a través de la música, la cultura paz que necesita el país.

Cómo empezó a cantar es una historia de infancia y orgánica. La música ha sido tan cotidiana toda su vida que siente que el proceso ha seguido su curso natural. “Mi mamá cuenta que de bebé, antes de saber hablar, yo tarareaba las canciones que ella me ponía. Era como una rockolita (risas)… Recuerdo que a los 4 años yo ya componía cancioncitas, las grababa en el grabador de cassettes de mi papá. No sé que se habrán hecho esas canciones….me gustaba mucho cantar haciendo cualquier cosa, bañándome, haciendo la tarea, en el carro…también en las navidades con mi familia, cantaba siempre villancicos y parrandas, niño lindo, alumbra cocuyito…mi hermano tocaba el cuatro y yo cantaba. Cantar era tan cotidiano que no lo había pensado como una profesión a la que dedicarme, fue hace relativamente poco tiempo cuando descubrí que me hacía tan feliz cantar que esa tenía que ser mi vida”.

Sus medios de acción son clave, como casi cualquier músico en el mundo, las puertas abiertas de Internet, el gran alcance y el trabajo bien hecho son las bases. Un canal de Youtube, su cuenta en Twitter, sus presentaciones que florecen entre sus diseños audiovisuales, la escenografía y su gran banda, son el complemento que termina de encantar. Algunos le dicen “el secreto mejor guardado de la movida underground” ya que tiene solo un par de años cautivando con su música.

Por estos días se encuentra terminando los detalles del que será su primer álbum de estudio, prepara nuevas fechas y sigue terminando su trabajo de grado, que será un largometraje.

Así comienza la historia de Laura, la que sigue tejiendo y fusionando entre el pop, el reggae, la balada, el swing y los ritmos afro venezolanos. Una muestra de la música nacional que se vuelve universal. Del arte autóctono que se muestra global. Una voz potente que suena cálida y retumba más allá de las fronteras posibles.

¿Qué sentiste la primera vez que subiste a una tarima?

Miedo paralizante. Pero después de que empezó la música me relajé y pude cantar.

¿Qué te inspira?

Todo lo que me rodea; La vida es tan rica y diversa, tan compleja, es una fuente de inspiración permanente. La vida es tan estimulante que en verdad solo hace falta la voluntad de ver, de oír, de sentir para inspirarse. Veo muchas películas, me gusta leer buenos libros, disfruto comer rico y me conmuevo con casi todo.

¿Qué incluye tu expresión artística en una presentación?

Como soy curiosa e inquieta me gusta ofrecer un espectáculo integral. Que haya, además de la música, propuesta visual, sensorial y escenográfica. Mi sueño es montar un concierto con bailarines, actores, efectos visuales y teatrales. Contar una historia. Espero poder lograrlo muy pronto.

¿Qué influencias tiene tu música? ¿A cuáles músicos admiras?

¡Uy!…Tantas influencias, tantos músicos a los que admiro. Me encantan Totó la Momposina, Simón Díaz, Héctor Lavoe, Bjork, The Beatles, Heitor Villalobos, Aterciopelados, Serenata Guayanesa, Un Solo Pueblo, Michael Jackson, Elvis Presley, Soda Estéreo, Cerati, Lhasa de Sela, Camille, Mercedes Sosa, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, Amy Winehouse, Miles Davis, Billo’s, Rubén Blades, La Sonora Matancera, Carlos Gardel, Alfredo Sadel, Verdi, Chopin… la lista es larguísima.

¿Qué sientes cuando cantas?

Felicidad mezclada de otros sentimientos a veces contradictorios, pero sobre todo felicidad.

¿Qué sentimiento quieres generar con tu música?

Quiero que la gente se conecte emocionalmente con mi música, pero además quiero influir en lo social, quiero hablar de lo que está mal, de lo que nos hace mejores, de los sentimientos que compartimos, de la vida, del amor, del sufrimiento, de la nostalgia.

¿En qué momento crees que se encuentra la música venezolana?

Yo siento que hay una explosión maravillosa de música de todos los estilos y de todos los géneros. Una efervescencia musical hermosísima, hecha por gente que se está autogestionando, que crean por pura pasión y vocación, porque creen en la música. Pero también siento que no hay infraestructura que soporte todo lo que está pasando. No hay espacios suficientes. Sueño con festivales nacionales, estadales, regionales, con tarimas grandísimas, luces, pantallas, etc., para artistas venezolanos. Me pone un poco triste ver que las cosas hechas aquí están un poco relegadas a bares y espacios pequeños.

Una pincelada de Laura

-Un momento que recuerdes…

Montada en un peñero de Choroní a Chuao yendo hacia el sol mientras amanecía

-Una ciudad para soñar…

Cuzco

-Un libro para releer…

El hombre que amaba los perros de Leonardo Padura

-Un olor para recordar…

El olor a torta que está en el horno

-Un instrumento del que estés enamorada…

El cuatro

-Una canción para cantar todo el día…

“Si de noche ves que brillan”, canción anónima recopilada por Vicente Emilio Sojo y “Pueblos Tristes” de Otilio Galíndez

“Yo siento que la música es mi río principal, que se alimenta y enriquece de los riachuelos y quebradas de otras manifestaciones artísticas como la danza, el cine, la plástica y el teatro”

Vanessa Martínez Zuluaga  @Vanevane5 / @Revista_Gala   Fotos: Gustavo Lombardo

Twitter: @LaLauraGuevara

 

   

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